Animales Mexicanos

Texto: Rafael Martín del Campo

Ilustración: Felipe Dávalos

Llamamos animales mexicanos a los que habitan nuestro suelo desde tiempos muy remotos.

Sabemos de todos esos animales gracias a las pinturas, esculturas y códices de los antiguos mexicanos.

Sus nombres tienen raíces en lenguas indígenas.

Si tienes mucha suerte, podrás observar algunos de los que aquí te presentamos en tus visitas a bosques, selvas o desiertos, en donde viven actualmente.

Los antiguos mexicanos llamaron huitzitzilin (espina) al colibrí porque su pico es agudo, punzante.

El colibrí zumba cuando vuela porque agita las alas al igual que lo hacen las abejas y las libélulas.

Vuelan como helicópteros multicolores: hacia adelante, hacia atrás o lateralmente, sin cambiar la posición de su cuerpo. En cámara lenta, pues ya se ha podido filmar su vuelo, se aprecia su vertiginoso movimiento de hasta 75 aletazos por segundo.

Se le llama también chupamirto, chuparrosa o chupaflor porque con el pico cerrado, a manera de popote, liba el néctar de las flores, sin necesidad de posarse.

Con su lengua, larga y delgada, puede alcanzar a sus presas a una distancia hasta del doble de su pico.

En la punta de la lengua tiene espinitas con las que ensarta a los insectos y arañitas que le sirven de alimento.

El colibrí habita solamente en el continente americano. De las 500 especies que existen, en México viven más de 50.

Los machos tienen brillantes colores metálicos en la frente, la garganta y el pecho.

Las hembras construyen preciosos nidos en forma de copa con pelusa de algodón y telarañas. Depositan dos huevecitos, los incuban, y luego alimentan con insectos a sus polluelos.

Algunos colibríes son tan pequeños que pesan menos de 2 gramos. 500 colibríes juntos no llegan a pesar un kilo.

 

En el antiguo México, antes de la invasión española, se creía que cuando los guerreros morían en combate sus almas se transformaban en colibríes y acompañaban al sol desde el amanecer hasta el mediodía.

- Huitzilopochtli, dios de la guerra, significa colibrí zurdo.

- Huitzilipochco, que significa lugar donde vive el dios de la guerra, es el antiguo nombre de Churubusco.

- Huitzilíhuitl, significa plumas de colibrí, y es el nombre del segundo gobernante de México-Tenochtitlan.

En tiempos prehispánicos, las plumas de los colibríes, quetzales y otras aves preciosas, se usaban en lugar de pintura para hacer cuadros.

Los canutos se pegaban sobre cera de Campeche, formando mosaicos de atractivos colores.

Las prendas de vestir de los nobles a veces llevaban plumas entretejidas en la tela.

 

 

En el México antiguo al perro lo llamaban itzcuintli. Aún hoy a los niños se les llama escuincles, por juguetones.

 

Se supone que junto con los primeros pobladores que cruzaron el estrecho de Behring, llegaron los primeros perros a nuestro continente.

Las dos razas más famosas de perros mexicanos fueron lampiñas o pelonas, de piel arrugada y color cenizo.

Por eso se cuenta que los antiguos los colocaban a dormir sobre partes doloridas, a fin de curar el reumatismo o calentarse los pies. Dicen que el calor de los perritos calmaba los dolores de los enfermos.

Uno de ellos, de tamaño mediano, es el xoloitzcuintli, que significa perro monstruoso.

También se le llama perro mudo porque no ladra. Los otros, llamados techichi, eran pequeños, de patas cortas.

 

Nacían con pelo, pero después los depilaban untándoles ungüento de trementina. Los criaban como animales domésticos y los hacían engordar. Su carne se vendía en el tianguis. Los españoles la consideraban tan sabrosa que cambiaban piezas de res por esos animalitos. Así se extinguieron.

 

Como era el animal más apegado a la familia y fiel a su dueño, se le sacrificaba a la muerte del amo para que su alma acompañara a la del difunto. Se suponía que de esta manera le facilitaba el difícil camino al Mictlan o mundo de los muertos.

 

Fue tan apreciado por ser atento, alegre y grato compañero, que los artistas lo representaron en pinturas y esculturas.

En el año de 1974 se agotó una emisión de timbres postales con la imagen de dos perros pelones bailando, una bella cerámica de Colima.

 

Mono se dice ozomatli en náhuatl.

Así se llama también uno de los días del antiguo calendario mexicano.

 

Los monos del Nuevo Mundo, América, son de nariz aplanada y se les llama platirrinos. Los del Viejo Mundo tienen la nariz prominente; se llaman catarrinos. En México tenemos dos especies de platirrinos: los monos aulladores o saraguatos, y los monos araña. Tanto el hombre como los monos pertenecemos al orden primates de los mamíferos.

El mono araña vive en grupos de 10 a 50 individuos guiados por el más viejo. Habitan los bosques de las regiones cálidas.

Son de tamaño mediano, cuerpo esbelto, patas largas y delgadas, y una cola que usan como si fuera un brazo más, para suspenderse de las ramas y balancearse.

Tienen pelo negro en todo el cuerpo, y blanco en el pecho y en el vientre. Su cabeza es pequeña y de vivísimos ojos negros.

Comen hojas, frutas y raíces.

La hembra da a luz generalmente un hijo; en raros casos, dos.

Cuando el hijo es atacado, la hembra lo defiende con fiereza.

Los machos protegen a la manada.

Sus principales enemigos son el hombre, el jaguar, el puma y las serpientes.

Si son atacados por algún cazador, trepan a las copas de los árboles más altos, y desde allí arrojan palos y ramas contra su perseguidor. Cuando los atrapan de pequeños, se encariñan con sus amos. Imitan lo que ven hacer.

 

Los monos saraguatos habitan las mismas regiones que el mono araña. Son más robustos y su pelaje negro presenta tonos rojizos en el vientre y las patas.

Al amanecer y al anochecer lanzan fuertes y agudos aullidos que se escuchan a varios kilómetros.

Cuando los toman cautivos dejan de aullar.

Por eso se ha pensado que el aullido es su manifestación de alegría al estar en libertad.

Los indígenas víctimas de la conquista decían que, al ver el oro, a los españoles les brillaban los ojos "como a los monitos".

 

En la leyenda náhuatl de las cuatro épocas del mundo se cuenta que, a causa de los fuertes vientos huracanados que acabaron con todo, los humanos, al intentar escapar de la destrucción, subieron a los árboles y se transformaron en monos.

 

Ajolote significa monstruo acuático, porque se deriva de dos palabras mexicanas:

atl, agua, y xólotl, monstruo.

 







En el idioma náhuatl o mexicano, serpiente se dice cóatl.

Cóatl también significa gemelo o cuate.

 

En México viven alrededor de quinientas especies de serpientes.

Sólo cincuenta son peligrosas para el hombre.

Las serpientes están consideradas como lagartijas que han perdido sus patas.

Emplean la boca para atrapar a sus presas, que luego tragan enteras.

Algunas enrollan su cuerpo alrededor de sus víctimas, comprimiéndolas hasta asfixiarlas antes de comérselas.

Las serpientes ponzoñosas inoculan el veneno clavando sus dientes en las presas.

La mordedura de coralillo y la de serpiente marina atacan al sistema nervioso causando insensibilidad, parálisis y finalmente la muerte.

El veneno de las víboras de cascabel, nauyacas o cantiles, destruye los capilares sanguíneos y los glóbulos rojos, causando una asfixia progresiva mortal.

Esta herida "quema"; por eso los antiguos mexicanos llamaron a las víboras de cascabel "serpientes de fuego".

Siempre han sido temidas.

Aún hoy los padres de familia lacandones suplican: "No castigues a mi hijo con mordedura de serpiente. No le castigues con la muerte" 1

 

1 Demetrio Sodi, La literatura de los mayas, Ed. J. Mortíz, 1976, pág. 77.

Sin embargo, estos animales resultan ser importantes para la agricultura y la conservación de los bosques, pues cuando son pequeños comen insectos, y cuando son mayores devoran ratas, ratones y tuzas; además persiguen las plagas dañinas. Muchos campesinos dejan que las boas vivan en sus trojes o graneros para que se coman a los roedores que acaban con sus granos. La carne de las boas es sabrosa; muchos la comen.

Cóatl

Iztacmixcóatl

Ehecacoamixtli

Coatlicue

Quetzal

Nauhyacacóatl (Nauyaca)

Mazacóatl (Mazacuate)

Cuechcóatl

Quetzalcóatl

Serpiente, cuate, gemelo

Serpiente de nube blanca o Vía Láctea.

Serpiente de viento y nube, o de las trombas.

Diosa de la tierra, las de la falda de serpientes.

Pluma preciosa o, simplemente, lo precioso.

Víbora con cuatro narices.

Serpiente que come venados.

Víbora de cascabel o sonaja.

El gemelo precioso

Cóatl fue también el nombre de uno de los días del calendario mexicano.

 

En la naturaleza, todos los seres dependen unos de otros.

Los seres vivientes forman un conjunto equilibrado, un concierto universal benéfico para todos, incluyéndonos a los hombres.

Los animales contribuyen a la conservación y crecimiento de bosques y de todo tipo de vegetación, así como a la agricultura.

Es cierto que algunos insectos son plagas que devoran hojas y pican frutos.

Pero afortunadamente existen también los pájaros, ranas, sapos, lagartijas, víboras, que devoran insectos y sus larvas. Todos juntos, en una misma zona, consumen varias toneladas de insectos en tan sólo unas semanas.

Unos dependen de otros porque son indispensables para la supervivencia de los demás y el equilibrio de la naturaleza.

Ya sabes ahora por qué es una falta grave matar sapos, destruir nidos y cazar pájaros.

 

Los roedores, ratas y tuzas destruyen plantas al devorar raíces y semillas. Pero a su vez las aves de rapiña, los mamíferos pequeños y las grandes serpientes los persiguen y devoran.

Las plantas nutren a los roedores y éstos a los animales de presa, formándose así dos eslabones de una cadena de alimentación.

El resultado de estas cadenas es un balance que impide el predominio de unas especies sobre otras y asegura un equilibrio del conjunto. Los bosques también son importantes para la vida de nuestro planeta. A su sombra crecen la vegetación menor y una fauna abundante.

La tala de árboles provoca la destrucción del bosque y sus habitantes. Impide que la lluvia se filtre, por lo que el mantillo o suelo fértil se deslava hacia los ríos, y lo que fue el suelo del bosque dejará su lugar a rocas desnudas, improductivas.

Los árboles enriquecen con oxígeno el aire que respiramos, generan alimento para animales y hombres; nos aportan materias primas para la industria y la construcción.

 

Los animales, por su parte, contribuyen a la conservación y crecimiento de bosques, polinizando flores de muchas especies, dispersando semillas y eliminando diferentes tipos de plagas.

Los animales mexicanos que te presentamos, algunos muy bellos, otros muy extraños, son todos importantes.

 

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