En realidad ambos sufren de un problema frecuente en los niños llamado enuresis, sólo que la causa que la motiva es diferente en cada uno. Sus padres han hecho muy bien en consultar al pediatra, quien debe determinar qué clase de enuresis sufre cada uno.

Aunque cada niño es diferente y madura de forma personal, los especialistas han definido ciertos parámetros que —una vez rebasados— encienden una luz roja que indica que el pequeño puede tener problemas. Uno de ellos es la falta de control de la orina después de los cuatro años.

Probablemente la de Pedrito es una enuresis primaria, porque el pequeño nunca ha podido controlar la emisión de orina. La causa puede ser un problema de tipo orgánico que le impide tener el control (no es que el niño sea sucio, sino que no puede retener, avisar y orinar en el momento y lugar adecuado), por lo que el médico debe hacer estudios y aconsejar a los padres el tratamiento más adecuado para su niño.

En menor grado la enuresis primaria se da también en niñas, y es una llamada de atención cuando los pequeños llegan a los 4 años sin poder avisar que quieren hacer pipí y orinar en el lugar adecuado. El problema de Luis es más frecuente: son niños y niñas que si aprendieron a controlar, pero que después vuelven a orinarse. Por eso se llama enuresis secundaria. La hay diurna, nocturna o mixta y, generalmente, se debe a un problema de tipo emocional que es necesario atender para poderlos ayudar.

La emisión involuntaria de orina puede sucederles diario o al menos una vez al mes. Suele coincidir con alguna circunstancia que viven los pequeños como: rivalidad entre hermanos, cambios de casa o ciudad, muerte o enfermedad de un ser querido, conflictos entre los padres, o que las exigencias del colegio están provocando mucha ansiedad en el niño, miedos nocturnos, etcétera.

En ese sentido, el problema no es tanto que se orine, sino que hay una causa que está provocando sufrimiento y ansiedad en el niño, al grado que se presenta un retroceso en el control que ya había logrado; por eso seguramente el pediatra mandará a los padres a consultar con un especialista para saber de qué tipo de problema familiar se trata.

Es importante que ambos tipos de enuresis sean atendidos lo antes posible.

De no hacerlo aumentarán los problemas del niño, pues siente vergüenza y culpa; elude situaciones sociales como dormir en casa de amigos e ir de campamento; o tiene temor a orinarse en la escuela. Todo ello aumenta su nivel de ansiedad y puede convertirse en un trastorno más serio al llegar a la adolescencia, ya que tiene repercusiones en una baja autoestima y sentimientos depresivos.

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