Sinopsis

 La duración de la adolescencia está determinada por factores físicos y por las circunstancias que rodean a cada joven. El psicoanalista Peter Blos distingue a la pubertad como la etapa de los cambios físicos y la adolescencia como el proceso psicológico que se desata al ocurrir éstos. Sus conceptos ayudan a distinguir las principales etapas de este desarrollo emocional.

 

En la cultura occidental no hay un acuerdo acerca de la edad en que un individuo deja de ser adolescente y se vuelve adulto . En realidad, el concepto de adolescencia ha variado en diferentes épocas y localidades: no es lo mismo ser joven en una ciudad industrializada que en el campo, ni ser hijo de un campesino con bajos recursos económicos, que un estudiante con posibilidades de aspirar a una maestría o doctorado, incluso en el extranjero.

Las posibilidades y circunstancias que rodean la vida de un joven hacen que varíen sus responsabilidades, su ansia por la independencia del hogar paterno, su autonomía en decisiones vitales e incluso sus compromisos amorosos. Actualmente parece prolongarse el tiempo que transcurre entre la infancia y la plena entrada a la vida adulta, con sus ajustes y responsabilidades; y, por otro lado, para muchos jóvenes cuyos padres no cubren sus necesidades afectivas, escolares ni de sobrevivencia, esta etapa se acorta y pronto tienen que ganarse el sustento o incluso delinquir: toman decisiones que muchas veces rebasan lo esperado a su edad.

Así existe un debate dentro del marco jurídico de muchos países para determinar cuándo un chico es apto para obtener privilegios como votar, tener permiso de conducir o casarse, y cuando es responsable por delitos e infracciones a la ley.

Dentro del campo psicológico, fijar fechas siempre resulta arbitrario, pero en un esfuerzo por discernir el proceso de maduración y desarrollo que presagia a la adolescencia, los autores coinciden en que el comienzo de ésta surge con la pubertad, alrededor de los 12 años, cuando se presentan cambios fisiológicos que propician una nueva forma de pensar, actuar, verse a sí mismo y al mundo que lo rodea; siendo la terminación de la misma multideterminada por el crecimiento corporal, la maduración neurológica del cerebro, el desarrollo afectivo y psicosexual, así como por las circunstancias familiares, socioeconómicas y culturales que rodean a cada joven.

Desde el punto de vista emocional, en la vida de los humanos existen dos momentos importantes de reafirmación del sujeto frente a sus padres: hay un primer período de individuación alrededor de los 3 años, que se identifica con la palabra “ no” , que representa el logro infantil de saber que él es él, que no es ese otro y que tiene posibilidad de decidir y oponerse.

Durante la adolescencia se da nuevamente un período de individuación, cuando el púber comienza a separarse de las figuras paternas y de autoridad para reafirmar su personalidad, aunque en esta edad el proceso suele estar acompañado de sentimientos de aislamiento, soledad y confusión, pues se deja atrás la infancia y la visión idealizada de los padres.

Peter Blos, que estudia la adolescencia desde un punto de vista psicológico, dice: “La lenta separación de las ligas emocionales del adolescente con su familia, su entrada temerosa o alborozada a una nueva vida que le llama, son de las más profundas experiencias de la vida humana”.

Este autor describe el proceso que va de la infancia a la edad adulta, dividiéndolo en varios períodos, aunque la línea entre uno y otro es siempre difícil de encontrar pues cada ser humano es diferente y los cambios, aunque palpables, no son homogéneos y se dan en forma sutil y silenciosa.

Las etapas descritas por Blos son:

1. Latencia . Llamada así porque los intereses de niños y niñas están enfocados a actividades de juego, deportes y aprendizajes escolares, más que a temas relacionados con el sexo. Es una introducción a los cambios de la pubertad.

Etapa fundamental en la que el niño cambia la dependencia paterna, que le ofrece sentimientos de valía, por una autovaloración derivada de sus propios logros y de la aprobación social. Adquiere mayor estabilidad afectiva, destrezas cognitivas y mejor capacidad verbal.

La comprensión de las relaciones sociales, la empatía y los sentimientos de altruismo dejan atrás el egocentrismo infantil y se vuelve más social y capaz de defenderse, con menos ayuda, del mundo exterior.

2. Preadolescencia . La maduración física de la pubertad es la línea que identifica el inicio de esta etapa, cuando se presentan los caracteres sexuales, la menarca en las niñas y la primera eyaculación en los niños.

Al cambiar la forma exterior del cuerpo, Blos menciona que aumenta una gran curiosidad sexual para saber cómo se engendran y nacen los niños; el autor considera que en la chicas hay más cuchicheo y secretos, especialmente aquellos de contenido sexual, que las une por sentimientos de intimidad y “conspiración”. (Actualmente los niños reciben desde pequeños información acerca de estos temas, misma que les ayuda a comprender mejor los cambios y procesos relacionados con la sexualidad).

Adquiere importancia el grupo de amigos y “cómplices”. Se presentan respuestas de tipo intelectual y religioso como mecanismos para calmar la ansiedad; hay autodescubrimientos y experiencias internas más conscientes; generalmente se da un despertar místico y de admiración por la belleza. Es una ruptura franca con la vida infantil, que también trae consigo temor y angustia por dejarla.

3. Adolescencia temprana . El desarrollo corporal va tomando las características propias de la feminidad y la masculinidad. Los chicos y chicas se individualizan y se separan de las figuras parentales, cuestionan valores, reglas y leyes morales.

El amigo adquiere especial importancia y significado: lo idealiza, lo admira y ama, su “yo ideal” se proyecta en el amigo, que representa algo que él desea tener; más tarde se vuelca sobre un adulto al que admira y trata de emular, y frecuentemente sobre un ídolo del mundo artístico o deportivo.