Chispa.
México, Innovación y Comunicación S. A. de C. V., año 1, núm. 4, enero 1981. P. 1. (Información y poesías tomadas del folleto sobre El Arte del Templo Mayor, IMBA, INHA, SEP)

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Haciendo círculos de jade
se muestra la ciudad;
irradiando rayos de luz,
cual plumas de quetzal
se levanta México - Tenochtitlan.
...uno a uno voy reuniendo tus cantos,
cual jades los voy engarzando,
con ellos hago un collar,
el oro de sus cuentas es resistente...

Poema náhuatl

Diseño gráfico: Jani Rivera

Casualmente, en febrero de 1978 unos trabajadores de la Compañía de Luz se toparon con una enorme piedra labrada... la hoy famosa Coyolxahuquí. Inmediatamente se inició el rescate y la reconstrucción de uno de los lugares más importantes de la historia antigua de nuestro país: el Templo Mayor.

            A dos años de este hallazgo se descubrió con sorpresa que la maqueta que muchos años antes hiciera don Ignacio Marquina del Templo Mayor, guiándose solamente por las referencias que encontró en las crónicas del siglo XVI, es casi igual a lo que en realidad fue; lo único que le faltó a la maqueta fue la piedra que representa a la diosa Coyolxahuquí, hermana de Huitzilopochtli.

            Los objetos que aquí vemos pertenecen tanto a la cultura mexica como a las de algunos de los pueblos que rendían tributo a la gran Tenochtitlan, como un sector de residentes de la costa del Golfo, la Mixteca y parte de los estados de Guerrero y Puebla. Estos objetos están hechos con gran variedad de materiales: barro, piedra, concha nácar, obsidiana y metales. Entre todo lo que se ha descubierto encontramos máscaras, collares, vasijas, representaciones de dioses, caracoles, cráneos...

            La presencia de Tláloc, dios de la lluvia, y de Huitzilopochtli, el dios guerrero, responde a las necesidades básicas de los mexicas: la obtención del agua para la agricultura, y la guerra para recabar tributos de los pueblos vencidos. Estos dos eran sus medios más importantes de abastecimiento económico. Por eso encontramos representado una y otra vez todo aquello que se relacione con los dos elementos que dominaban a los aztecas: la muerte y el agua.

            El trabajo y la dedicación de los arqueólogos, historiadores y antropólogos ha hecho posible reconstruir nuestro pasado, pudiendo así llegar a entender mejor nuestras raíces y lo que somos.