¿A poco no
sería igualmente absurdo el ordenar un buen trozo de hígado
encebollado... sin cebolla?
¿Y qué
tal un agua fresca... caliente?
Vaya con las ocurrencias
que las personas tenemos. Soya que tiene apariencia de carne y sabor
a carne... porque somos vegetarianos. ¿No sería más
conveniente comer soya que sepa a soya, simplemente porque nos gusta
esta semilla?
Pues bien, en este
mundo que a ratos parece que está loco —largos ratos, por
cierto— hay de todo esto y mucho más.
Tan importantes resultan ser estos caprichos, que existen científicos
que pueden dedicar varios años de su vida para encontrar cosas
así. Y claro, también inversionistas dispuestos a invertir
miles, si no es que millones de dólares para financiar esos trabajos.
Con el café
sucede algo parecido. Bebida que conviene tomar con moderación
por los efectos que tiene sobre el cuerpo. Durante mucho tiempo se le
ha apreciado como acompañante del trabajo.
El café contiene cafeína, que es un estimulante general
del organismo, pero particularmente, del sistema nervioso; alerta a
las personas, aumenta su vitalidad y disminuye la sensación de
sueño o cansancio.
Claro
que si se nos pasa la mano, su efecto puede ser tan fuerte como para
provocar palpitaciones extrañas del corazón, pérdida
del sueño durante la noche y aumento de la presión sanguínea.
Por todo ello, es que desde hace varios años se inventaron algunos
procedimientos para separar la cafeína del café.
Habrá que preguntarse: ¿y si a algunos les llega a provocar
molestias esta infusión, por qué no dejarlo? Pero en fin,
parece que ahora las cosas llegarán más allá. Todo
parece indicar que el café descafeinado no resultó tan
sabroso, ya que quitándole el estimulante, también se
pierde mucho de su sabor.
Así pues,
los progresos de la ingeniería genética han llegado al
mundo del café. En el Instituto de Ciencia y Tecnología
de Nara, en Japón, luego de mucho tiempo y dinero, el equipo
que dirige el científico Sjinjiro Ogita, logró modificar
algunos de los genes de plantas comerciales de café.
El primer paso de
sus trabajos consistió en localizar cuáles eran los genes
responsables de la producción de cafeína. La lógica
fue: “si encontramos al culpable... habrá que detenerlo”.
Una vez que identificaron esos genes, buscaron la manera de interferir
su trabajo y así disminuir la posible acumulación del
estimulante. La técnica que emplearon fue una que en este negocio
de los transgénicos es llamada “Interferencia de Ácido
Ribonucléico” (ARN).
Aquí te preguntarás,
¿y para qué tanto brinco, si el suelo está tan
parejo?
Ah,
pues muy sencillo. Si las plantas producidas por el doctor Ogita no
tienen que ser descafeinadas con los métodos industriales tradicionales,
entonces el café producido podrá conservar sus características
de aroma y, por supuesto, con menos costo. Mejor café y más
barato, pero sin cafeína.
Pero bueno, eso
es tan sólo una idea, ya que el equipo de japoneses todavía
tendrá que esperar a que las semillas obtenidas con sus trabajos
sean sembradas, crezcan, maduren y comiencen a producir los granos con
los que se harán las pruebas preliminares.
¿Y eso estará listo dentro de un mes? Ni en sueños.
Una planta normal tarda entre tres y cuatro años para comenzar
a producir los granos.
¿Qué
flojera esperar tanto?
Eso no es nada, como los productos transgénicos están
tan cuestionados por los consumidores que no quieren correr riesgos
en su salud a causa de un cambio en los genes de los organismos, todavía
deben ser debidamente probados.
Cuando pasen los
próximos tres años primero tendrán que ver si efectivamente
los cambios genéticos dieron resultado, es decir, si el contenido
de cafeína disminuyó realmente. Capaz que resultan granos
normales y el doctor se hace el haraquiri por la decepción y
la pérdida de tiempo. Luego, suponiendo que el café obtenido
se ajuste a lo esperado, que es un 70 % menos de cafeína y un
mejor sabor que el producto obtenido químicamente, tendrá
que sufrir pruebas que indiquen que no es peligroso para el consumo
humano.
¿Qué
pruebas son?
Muchas, pero esencialmente se trata de determinar que no provocan alergias
ni contienen elementos tóxicos.
Como ves, aquellas
personas que gustan del café, pero no de sus efectos, todavía
tendrán que esperar un poco para comenzar a comprar ese café
transgénico. Por lo pronto, a manera de sugerencia, pueden ir
pensando en un té de “tranquilízate un rato”
o un refresco con sabor a “dulces sueños”.