Hay horas de verano, horas de invierno, horas-pico, horas-trabajo, horas-más, horas-menos, y hasta este momento los padres de familia nos enteramos de las horas-hijo.

 

 

 

Sabemos que se confunden con las horas-familia.

Sabemos que en estas horas uno aprende a escuchar y reconocer los mensajes del niño.

Sabemos que son necesarias para que nuestros hijos se sientan valorados (y por ende, dueños del mundo, aunque no lo digan).

Incluso sabemos que son muy parecidas a las horas-pico.

Pero no sabemos que están en peligro de extinción; son desplazadas por esas horas, de esas que hay muchas: las horas-trabajo.

Datos apocalípticos: en promedio, en una familia donde los padres trabajan tiempo completo, sólo cuatro horas-hijo sobreviven al día.

Por eso es necesario aprovechar las horas en fines de semana y en vacaciones, después de que se esperan durante cinco días a la semana en lugares llamados 'de trabajo'. En ese tiempo libre entran los deportes, las aficiones, los juegos, los museos, la música, el cine, la comida, el bosque, el desierto, la playa, el barco, el caballo, la fuente, el libro, el parque, la cascarita, las nubes, los juguetes, los amiguitos... se incluye la cartelera no del tiempo libre, sino del tiempo con los hijos.

Todo bajo la regla de no destruir lo que en las horas-escuela del niño se ha cimentado: los hábitos de trabajo, la constancia intelectual y los valores . Por tal motivo se aconseja:

a) Establecer normas equilibradas entre lo que el niño quiere y las cosas que no están permitidas: un sentimiento de culpabilidad se ocupa de los padres al no pasar el tiempo deseado con los hijos, y por tanto les permiten hacer lo que ellos deseen.

b) Aprender a escucharlos: este es el principio de la comunicación con los hijos.

Cuando dedicamos tiempo a los hijos se cumplen tres objetivos principales en su crecimiento: descanso, diversión y desarrollo. Las labores en casa se pueden organizar, y el trabajo dejarlo en su lugar de origen: después de todo es mentira que el tiempo sea oro: en realidad el tiempo sólo se mide en vida.

Ahora que los padres nos hemos enterado de este tipo de horas, justo en los momentos que tienden a desaparecer, debemos ser conscientes que físicamente las horas con los hijos serán como las horas-pico; paternalmente, maternalmente, serán horas vida, para que sigan siendo los dueños del mundo, aunque no lo digan.