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Misiones culturales

Por otro lado las misiones culturales, reinstauradas en 1927, continuaron con mayor impulso que en el período anterior, del presidente Álvaro Obregón, atendiendo el desarrollo comunitario. Los maestros misioneros capacitaban a maestros locales en cuestiones de economía local pero también en música, canto, teatro y artes plásticas. Algunos misioneros del gremio artístico fueron: Leopoldo Méndez, Pablo O'Higgins, Fernando Gamboa, Ramón Alva de la Canal, Ángel Bracho, Francisco Dosamantes y Alfredo Zalce. Los "espectáculos" que se montaban en las comunidades formaron parte del proyecto educativo callista, pues éstos fomentaban la cohesión comunitaria y nacional al entonar piezas donde se reforzaba el castellano, se aludía a la historia nacional o se promovían conductas cívicas.

 

Las Bellas Artes

Las artes plásticas, agrupadas dentro del departamento de Bellas Artes dirigido por Rafael Pérez Taylor, siguieron dependiendo de la Secretaría de Educación pero su anterior campo de acción se redujo considerablemente, así como su presupuesto y personal asignados. Varias dependencias, como la Escuela Nacional de Bellas Artes y el Conservatorio, pasaron a ser parte de la Universidad. La expresión artística per se no fue un renglón que el gobierno atendiera especialmente. El desarrollo del muralismo se frenó notablemente en este periodo. El único proyecto de artes plásticas del estado callista fue el movimiento de Escuelas de Pintura al Aire Libre que servía al régimen, sobre todo a nivel internacional, pues mostraba la creatividad de la "raza mexicana" y el potencial artístico de su infancia. Asimismo, se fomentó la artesanía regional. En esta época se puso de moda lo que ha sido llamado como mexicanismo turístico, es decir la creación de expresiones de "lo mexicano" puestas al servicio del mercado turístico, sobre todo norteamericano. En su Autobiografía, el pintor José Clemente Orozco recuerda:

[...] fue cuando empezó a inundarse México de petates, ollas, huaraches, danzantes de Chalma, sarapes, rebozos y se inicia la exportación en gran escala de todo esto. Comenzaba el auge turístico de Cuernavaca y Taxco.

            Durante el período callista los intelectuales y artistas tuvieron pocas alternativas en su práctica profesional: o renunciaban a sus aspiraciones de hacer arte público y así mantenían sus cargos como funcionarios de la burocracia gubernamental; o desarrollaban su actividad artística valiéndose de sus propios medios, sin ningún apoyo ni reconocimiento del Estado, e incluso obligados a exilios personales. Por ejemplo, José Clemente Orozco partió a Estados Unidos en 1927 alegando que encontraba el ambiente artístico en México "poco propicio"; Jean Charlot trabajó en Chichén Itzá de 1926 a 1929 y David Alfaro Siqueiros residió en Guadalajara bajo la protección del gobernador José Guadalupe Zuno, obregonista y anticallista, hasta 1928, cuando viajó a Rusia y Rufino Tamayo partió a Nueva York en 1926.

            Para la pragmática ideología callista el intelectual y el artista debían tener un ideal de servicio en consonancia con los intereses estatales. En esta época, el campo de acción de los artistas estuvo restringido en comparación con el gobierno anterior, con excepción de Diego Rivera, quien siguió pintando murales. En general, el artista e intelectual como educador político y polemista en lo social y lo estético fue marginado y sólo pudo manifestarse desde posturas de oposición al régimen. La burocratización de la cultura, que tuvo el empeño de "unificar" y adoctrinar, obstaculizó (aunque no anuló) las posibilidades del cambio innovador y la comunidad cultural resintió esta situación.

 

Bibliografía:

  • Díaz Arciniega, Víctor: Querella por la cultura "revolucionaria" (1925), México, Fondo de Cultura Económica, 1989, (Vida y pensamiento de México).
  • Orozco, José Clemente: Autobiografía, México, ERA, 1991.
  • Ortiz Gaytán, Julieta: Políticas culturales del estado en el México contemporáneo (1921 - 1940), Tesis de licenciatura en Historia, UNAM Facultad de Filosofía y Letras, 1983.
  • Plutarco Elías Calles. Pensamiento político y social. Antología (1913-1936), México, Fondo de Cultura Económica/ Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana/ Fideicomiso Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, 1991 (Vida y pensamiento de México).

  • Reyes Palma, Francisco: Historia Social de la Educación Artística en México (Notas y Documentos). Un proyecto cultural para la integración nacional. Período Calles y el Maximato (1924 - 1934), Cuadernos del Centro de Documentación e Investigación, Coordinación General de Educación Artística INBA-SEP, 1981.
  • Sáenz, Moisés: México íntegro, 1939.
 
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