En 1908 México vivía una
situación prerrevolucionaria: el régimen porfirista respondía con
mano dura a cualquier intento de oposición política y reprimía cruentamente
toda expresión de demanda social.
Las huelgas de Cananea
y Río Blanco habían sido combatidas a sangre y fuego por el gobierno
y el descontento de campesinos por pérdida de tierras, endeudamiento
o hambre, que a menudo se manifestaba en estallidos violentos, fue
acallado con la aniquilación o con terribles métodos de represión.
Uno de ellos fue el confinamiento de "rebeldes" o de miserables en
el Valle Nacional, en donde eran vendidos y sometidos a trabajos forzados
en las plantaciones tropicales que ahí se encontraban. En este lugar
el trato era tan inhumano que a quienes allí llegaron se les conoció
como los "esclavos de Valle Nacional".
En ese año, el periodista
norteamericano John K. Turner recorrió México y en su libro México
Bárbaro (1911) nos dejó una vívida descripción del lugar que, reconoció,
"constituye el mejor ejemplo de la peor trata de escalvos que conozco",
es decir, Valle Nacional.
"Los hacendados -escribió
Turner- no llaman esclavos a sus esclavos. Los llaman trabajadores
contratados. Yo sí los llamo esclavos, porque desde el momento en
que entran al Valle Nacional se convierten en propiedad privada del
hacendado y no existe ley ni gobierno que los proteja.
El hacendado compra al
esclavo por una suma determinada. Lo hace trabajar a su voluntad,
lo alimenta o le hace pasar hambre a su antojo; lo tiene vigilado
por guardias armados día y noche, lo azota, no le da dinero, lo mata
y el trabajador no tiene ningún recurso al cual acudir.
En Valle Nacional [todos]
parecían trabajar todo el tiempo. Los vi trabajar al amanecer y al
anochecer; los vi trabajando hasta muy tarde por la noche. [...] La
hora de levantarse en las fincas es generalmente a las 4 de la mañana;
a veces más temprano.
Todos mueren muy pronto.
Los azotan y eso ayuda también. Mueren en el lapso de un mes a un
año [...] No hay supervivientes en Valle Nacional... no hay verdaderos
supervivientes.
La causa de las extremosas
condiciones de Valle Nacional es principalemente geográfica. Valle
Nacional es una honda cañada de tres a diez kilómetros de anchura,
enclavada entre montañas casi inaccesibles, en el más extremo rincón
al noroeste del Estado de Oaxaca. Su entrada está a ocho kilómetros
aguas arriba del río Papaloapan, partiendo de El Hule, que es la estación
ferroviaria más próxima, y por este lugar pasa todo ser humano que
va o viene del valle. No hay ninguna otra ruta practicable para entrar
ni para salir. Las magníficas montañas tropicales que lo rodean están
cubiertas por una impenetrable vegetación cuyo paso dificultan aún
más los jaguares, pumas y serpientes gigantescas. Además, no hay camino
carretero a Valle Nacional, solamente un río y un camino de herradura.
[...] El valle propiamente dicho es plano como una mesa, limpio de
toda vegetación inútil, y por él corre suavemente el río Papaloapan.
[...]
Es región tabaquera, la
más conocida de México, y la producción se obtiene en unas treinta
grandes haciendas, casi todas propiedad de españoles. Entre El Hule
y la entrada al valle hay cuatro pueblos: Tuxtepec, Chiltepec, Jacatepec
y Valle Nacional, todos situados a orillas del río, y todos ellos
provistos de policías para cazar a los esclavos que se escapen."