Los roles tradicionales, que son las pautas de convivencia, tienen que ver con lo que se debe hacer o no en cada familia; en la mayoría de las funcionales son claros y convincentes para todos, cada uno cumple la parte que le corresponde para que no se sobrecargue a alguien ni por edad o por sexo, como por ejemplo las labores del hogar a la madre.

Las relaciones afectivas entre todas las personas pertenecientes a la familia se da de manera horizontal y con cierto margen de consenso; sin embargo, se debe guardar la jerarquía entre las personas de autoridad y los hijos. Las relaciones a nivel intergeneracional son verticales, especialmente cuando los padres deben imponer ciertas reglas como la obligación de ir a la escuela. En una familia funcional no todo puede ser democrático. Muchas familias dejan de ser funcionales cuando se invierte la jerarquía; por ejemplo cuando la madre pide autorización al hijo, y cuando la jerarquía se confunde con el autoritarismo.

Algo que caracteriza a las familias funcionales es que están predispuestas al cambio, y así logran nuevos equilibrios. Son capaces de enfrentar las vicisitudes que pasan a lo largo de la vida, cuando por el proceso de madurez —tanto de los padres como de los hijos— se les plantean nuevos retos y problemas. Son sensibles a las necesidades de los miembros de la familia y a las experiencias nuevas que enfrentan al crecer.

Las familias funcionales tienen la capacidad para manejar la proximidad y la distancia entre los miembros de la familia. Logran el contacto afectivo y cálido entre todos sus miembros; pero al mismo tiempo son capaces de permitir que cada uno tenga sus propios espacios, sus actividades personales y su vida social independiente.

 

Propuesta final

Cada familia pasa por procesos de equilibrio y cambio; por eso requiere adaptar y modificar aquello que, hasta ese momento, le había funcionado. Las personas que conviven tienen que revisar frecuentemente si su sistema de jerarquía, sus roles y reglas, son claros para todos y están adaptados a las necesidades del momento de su vida.

Lo difícil es saber si todos los que vivimos bajo el mismo techo consideramos que somos funcionales. Un buen tema para discutirse en familia, ¿no cree? Le sugerimos que abra su propio foro de discusión familiar utilizando esta lectura y después nos envíe sus opiniones y comentarios sobre la experiencia. Gracias.

 

Fuentes:

  • Eguiluz, Luz de Lourdes, compiladora, Dinámica de la familia, México, D. F., Editorial Pax México, 2003, pp.139.
  • Estrada Inda, Lauro, El ciclo vital, México, D. F., Editorial Grijalbo, 1997, pp. 161.
  • Simon, F.B., H. Stierlin y L.C. Wynne, Vocabulario de terapia familiar, Buenos Aires, Editorial Gedisa, 1988, pp. 460.

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