Irene Martínez Zarandona

Sinopsis

 Muchos padres se ven obligados a darles la llave a sus hijos pequeños, para que puedan entrar a la casa cuando regresan de la escuela.

 

“¿Cuándo me vas a dar la llave?”, dijo Joaquín de tres años a su madre, y esta pregunta que puede sorprendernos a tan temprana edad, es una cotidiana realidad que muchos padres enfrentan al tomar la decisión de darles a sus hijos, incluso desde el inicio de la primaria, las llaves para entrar a la casa cuando regresan de la escuela.

En las sociedades urbanas, donde enormes distancias separan el hogar de la fuente de trabajo, muchas familias —que tienen la necesidad de que ambos padres laboren fuera del hogar y la situación económica no permite contratar a una persona, ni pueden recurrir a parientes o amigos— se encuentran frente a una dura realidad: ¿qué hacer con los hijos fuera del horario escolar?

Cuando alguno de los dos tiene un horario flexible o con jornada corrida, la situación puede ser resuelta; pero en el caso de que ambos padres, por el tipo de ocupación o por la lejanía no pueden estar con ellos, el problema se agudiza.

Esta situación es más apremiante en hogares donde la madre o el padre están solos por separación o divorcio, son madres solteras, tienen 2 trabajos o incluso laboran doble turno, por lo que a menudo los niños permanecen solos muchas horas en el hogar.

Los especialistas no se ponen de acuerdo respecto a las repercusiones psicológicas que esta situación pueda tener en los niños: el sociólogo Imán Rodman dice que no hay diferencias en la autoestima de los chicos, cuando unos tienen llave y otros no. Sin embargo, el psicólogo infantil Thomas Long considera que entre los chicos que tienen llave hay unos que se sienten más capaces, independientes e incluso son más responsables que otros niños en circunstancias más favorables de cuidado; pero a otros la situación les resulta de otra manera y se sienten abandonados, rechazados y dan muestras de problemas emocionales. Thomas Long opina que no se deben dejar solos por mucho tiempo, especialmente a menores de 10 años.

En una ciudad grande y compleja es necesario agregar la vulnerabilidad que sienten los ciudadanos por el grado de violencia e inseguridad que se vive en ella; y debido a que los tiempos que permanecen fuera del hogar son mayores que en ciudades pequeñas, es de esperar que los niños tengan mayores niveles de angustia, especialmente cuando pasa el tiempo y los padres no regresan a la hora acostumbrada.

Cada niño es diferente y las circunstancias de la familia también, por lo que la decisión de darles la llave debe ser tomada por ambos padres y considerando la situación que enfrentan; pero es muy importante que consideren la madurez emocional que ha alcanzado el niño para cuidarse e incluso estar a cargo de hermanos menores y estudiar, si existe alguna solución de tipo grupal y comunitaria donde el niño pueda estar mas protegido y a cargo de un adulto.

Preguntarse cuál es su capacidad para cuidarse solo sin exponerse a peligros; si sabe leer la hora y los números de emergencia, ¿es capaz de poder llamar por teléfono? ¿Qué tan factible es que pueda solicitar ayuda a los vecinos? ¿Reconoce una situación que puede ser peligrosa y sabe cómo prevenirla? ¿Sabrá seguir instrucciones sencillas en caso de un imprevisto?

Si viven en un departamento o en una casa de dos pisos, ¿las ventanas están suficientemente protegidas por si se asoma? ¿Puede permanecer seguro en el hogar y no jugar con cerillos, cuchillos o tijeras? ¿Apagará el gas cuando tenga que calentar la comida o es mejor dejarle alimentos que no tenga que calentar? (Desde luego estos cuidados deben tenerse aunque los pequeños no estén solos).

Si además el niño está cuidando a sus hermanos, ¿pelean mucho entre ellos? ¿En las discusiones o conflictos se comportan especialmente agresivos?

Además de estos aspectos prácticos, algo difícil de evaluar pero muy necesario es qué tan maduro es emocionalmente para estar solo sin angustiarse. ¿Es tímido e inseguro? ¿Se asusta con facilidad? ¿Es responsable para hacer sus tareas?, ¿Es capaz de jugar y entretenerse?, ¿Qué hace cuando se aburre?

 

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