No sólo una cara bonita

La hiedra no sólo da una apariencia muy agradable, sino que tiene también ventajas dignas de tomarse en cuenta.

En lugares cálidos, donde el sol eleva la temperatura de los muros y hace que parezca que habitamos el interior de un horno, la enredadera propiciaría una capa aislante de aire termoestable y atajaría la llegada directa de la radiación. Sin duda contaría con temperaturas más frescas dentro de las habitaciones.

Estas plantas de follaje abundante, además, atrapan una gran cantidad de partículas sólidas como el polvo. También se estimularía la producción de oxígeno como sucede en los bosques y zonas arboladas. Un pulmoncito adornando su hogar, ni más ni menos.

 

 

Las recomendaciones prácticas

Si el diseño de su casa lo permite, sólo haría falta tener una pequeña zanja de unos veinte centímetros a lo largo del muro para que de ahí surgiera varias plantas de hiedra sembradas a distancia de entre 30 y 60 centímetros entre una y otra. ¿Si no hay posibilidad de zanja? Sencillo: también se pueden usar macetones espaciados.

 

¿Si tampoco puedo ocupar los macetones porque no hay mucho espacio disponible? También tiene solución. En caso extremo podríamos necesitar sólo un claro de medio metro cuadrado, y que de ahí naciera toda la planta que cubrirá la pared. Sólo se requiere un tipo de enredadera con mayor capacidad de propagación.

¿Y si no sabemos qué planta se adapta o dónde se puede conseguir? Ah, pues recurrimos a la solidaridad vecinal. Sólo es necesario localizar una casa donde haya el tipo de enredadera que nos puede servir y pedir al propietario que nos obsequie un pequeño tramo de tallo. Una vez que lo tenemos, podemos sembrar directamente en tierra de muy buena calidad, o también podemos poner en agua para dar oportunidad de que se desarrollen las primeras raíces que le permitirán fijarse a la tierra y tomar los nutrientes que en ella se encuentran.

¿Necesito asesoría profesional? Ahí está: con su mismo vecino o vecina. Si tiene una planta que ha crecido bien, quiere decir que la ha cuidado, le gusta y tiene experiencia. A esa persona le podemos preguntar. Los amantes de las plantas no resisten la tentación de compartir lo que saben y dan generosamente uno o dos consejos.

 


¿Por qué no pensar en la posibilidad de emplear hiedras y enredaderas?

 

Qué más podría pedirse:

  • Protección contra el graffiti muchas veces indeseable, por lo menos en el lugar que habitamos
  • Defensa para la integridad física de la construcción, frente a la agresión de los agentes nocivos del ambiente
  • Belleza exterior
  • Aislamiento térmico frente a las condiciones climáticas extremas
  • Mejoramiento de la calidad del aire

 

Una costumbre y tradición que valdría la pena reconsiderar.

 

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