El juego de damas en la actualidad

 El juego, como lo conocemos, tiene su origen en Europa en los primeros años del siglo XII, según Frederic V. Grunfeld: “Aunó las fichas del backgammon medieval, el tablero del ajedrez y la cantidad y el movimiento de las fichas del alquerque. Las fichas tomaron el nombre francés de reina de ajedrez, la fers, y al juego se le llamaba fierges. Más tarde, cambió el nombre de reina del ajedrez por el de dame y el juego se convirtió en el jeu de dames, denominación que se sigue usando”. (3)

El juego de damas, al igual que el ajedrez y el Trictrac, se llamaban juegos de tablas entre los cortesanos de Francia y España. Se utilizaron tableros de los cuales se hicieron verdaderas obras de arte por el preciosismo y la variedad de materiales con el que eran realizados, maderas preciosas, incluso piedras, mármol o nácar.

En general era un tablero para jugar encima de una mesa, aunque ya desde la antigüedad los había plegables y para utilizarlos en varias habitaciones o fuera de casa e, incluso, para poder llevarlos de viaje.

En el siglo XVIII cualquier dama de las cortes europeas que se preciara de serlo tenía un hermoso tablero en sus habitaciones. A nuestro país lo trajeron de España, en donde había sido introducido por los árabes, quienes desde tiempos remotos eran muy aficionados a este juego.

Con el ajedrez comparte el número de casillas en dos colores, generalmente uno oscuro y otro claro. Según un manual antiguo se aconseja por galantería dejar a la dama jugar con las fichas negras, para que pueda resaltar la blancura de sus manos.

 

Hay dos formas de jugar:

  1. Estilo de juego francés sobre un tablero de 64 casillas y se requieren 12 fichas claras y 12 fichas oscuras.

  2. Otro estilo inventado por un oficial francés de la Guardia Real y su oponente, un aristócrata polaco en 1730 que, según los franceses, vivía en Francia. Se utilizan 100 fichas de las cuales 20 son peones que se disponen en cuatro hileras.

En ambos lo importante es apoderarse de las fichas (damas) del otro jugador y llevar una ficha hasta la última hilera del oponente para que, entonces, ésta se corone y adquiera un abanico mayor de posibilidades de movimiento para seguir obteniendo fichas.

Originalmente no era obligatorio capturar las piezas del contrincante, pero a partir del siglo XVI se volvió como regla la obligatoriedad de capturar y si no lo hace un jugador se le “sopla” la ficha ,es decir, se le retira. Esto le dio un mayor interés y ahora se le conoce como juego forzado.

Hay variantes en las reglas, pues se juega en muchos países: una de éstas que es muy curiosa y divertida consiste en jugar “el que pierde gana”, por lo que el reto es obligar al otro a comer y se dice que “hay tablas” si se llega a un empate.

En 1547 se publicó un primer manual para jugar a las damas cuyo autor fue Antonio de Torquemada y en Francia fue publicado el del Padre Mallet en 1668.

Las obras de arte pictórico que han plasmado escenas en las que se juega a las damas es extensa, especialmente en los siglos XVI y XVII, y prueban la importancia y difusión que el juego llegó a tener.

Lejos de ser un juego sencillo como consideraba el historiador antes mencionado, es un juego de estrategia que requiere habilidades intelectuales como: planeación, percepción visual del conjunto, perspicacia para engañar al contrincante, serenidad para enfrentar el peligro y planear estrategias de ataque y defensa; todo ello de una manera divertida.

Además, podemos agregar acerca de las damas troyanas que empleaban mejor su tiempo en actividades lúdicas, en comparación de sus esposos que se dedicaban a hacer la guerra, lo cual, definitivamente, no es más inteligente.

 

 

Bibliografía:

Enciclopedia Universitas , Barcelona, Salvat Editores, 1970, Tomo II.

Grunfeld Frederic V., Juegos de todo el mundo , Madrid, Asociación UNICEF España / Edilan, 1978.

 

 

 

(3) Vid , Grunfeld Frederic V., Juegos de todo el mundo , p.85.