Los esquites de tiempo atrás

Hay formas alternas para continuar disfrutando del platillo y que, en aras de una supuesta “modernidad”, se arrinconaron en el ingrato olvido.

 

La receta muy probada:

  • Consiga elotes tiernos en el mercado. Dependiendo del tamaño será la cantidad. Si son pequeños, corresponde uno para cada ración. ¿Cómo se distingue un elote tierno? De la manera tradicional: Abra las hojas hasta que queden expuestos algunos granos y pellizque uno de ellos. El contenido debe ser lechoso
  • Pele los elotes, pero sin maltratar demasiado las hojas que los rodean. Consérvelas porque se ocuparán más tarde
  • Desgrane los elotes
  • En una cazuela con suficiente capacidad, ponga un poco de mantequilla o aceite. Sofría los granos de manera ligera, apenas hasta que muestren los primeros rastros de tostado
  • Añada el agua necesaria como para cubrirlos en su totalidad y hasta un tercio más. Agregue un poco de sal (tomando en cuenta que se concentrará el sabor al irse evaporando el agua)
  • Deje hervir hasta que los elotitos estén en el punto de suavidad que a usted le guste y corrija la sazón
  • Cuando esté a punto de apagar la lumbre, añada cebolla finamente picada (al gusto) y hojas de epazote

Para servir:

  • De las hojas que reservó lave perfectamente las más frescas, que suelen ser las ubicadas en la parte interna de la mazorca
  • Empalme tres o cuatro hojas completas procurando que formen un recipiente o contenedor
  • Sirva ahí los elotes ya transformados en esquites y añada al gusto chile piquín y limón
  • ¿Le falta una cuchara? Bastará con que arranque una tira de otra hoja que, por su forma, le brindará un servicio de primera

 

Acabamos con cubiertos de plástico y unicel. Como residuo sólo quedarán
restos orgánicos que pueden reintegrarse con facilidad al ambiente o incluso podrían —cuando se tiene la oportunidad— ser procesados para producir una composta.

En los viejos tiempos no se añadía mayonesa o queso a los esquites, y era una excelente idea. Además de que se disfruta mejor el delicado sabor del elote, acompañado de los tenues sabores y aromas del epazote y la cebolla, el ahorro de calorías innecesarias también es importante. Una manera deliciosa de comer, sin “llevarse puestos” algunos gramos de peso.


Si leyó el artículo en su totalidad, habrá notado que esto que parece una simple divagación en torno a tradición y modernidad, en realidad se vincula con muchos elementos más: hábitos de consumo, generación de basura, cultura popular, gastronomía, nutrición y, de alguna manera, también la problemática rural mexicana.