¿Quién no conoce por lo menos a una persona que padezca úlcera o gastritis?

Bueno, a lo mejor no se está seguro de ello, ya que tampoco acostumbran andar por la vida con un letrero colgado al pecho. Pero de que se sabe de alguien, seguro que sí. Basta con preguntar a los adultos conocidos y se comprobará que muchos de ellos acostumbran consumir antiácidos cotidianamente, cuando el caso es más o menos leve; o incluso se surten de todo un arsenal de medicamentos cuando las molestias han ameritado la visita al médico. Usted también podría ser un ejemplo.

Bueno, pues el Premio Nobel de medicina correspondiente al año 2005, le fue otorgado a dos investigadores australianos al descubrir que una bacteria podía estar asociada a los problemas de gastritis y úlceras duodenales.

¿Parece poca cosa? Pues no, en realidad es un descubrimiento que revoluciona el tratamiento de una afección que está ampliamente extendida, sobre todo entre la población adulta en la que este tipo de molestias formaban parte de la cotidianidad.

 

Hasta hace muy poco tiempo, se daba por bueno que la acidez propia del estómago —provocada por el ácido clorhídrico que forma parte importante del jugo gástrico— constituía un medio muy poco propicio para el crecimiento bacteriano. Recuérdese que una forma de hacer conservas caseras, se basa en la adición de vinagre a los encurtidos, ya que este tiene otro tipo de ácido, el acético; o bien, los refrescos embotellados que por su pH 1 ácido, pueden almacenarse por largos periodos sin necesidad de refrigeración.

Con ese supuesto de la imposibilidad de supervivencia bacteriana en un pH tan bajo como el del estómago 2, durante muchísimos años se pensó que la gastritis y úlcera estaba asociada con el exceso en la producción estomacal de ácido, o bien, con la desaparición paulatina de la mucosidad que se encarga de cubrir y proteger la pared interna del estómago para evitar el daño que podría provocar su contenido.

Así pues, los tratamientos convencionales sólo incluían el consumo de tabletas o suspensiones antiácidas (a base de sustancias alcalinas) que neutralizaran el medio, o bien, mediante la administración de medicamentos que inhibían la producción de ácido clorhídrico.

El resultado era que, tras una mejoría transitoria, los pacientes recaían con cierta frecuencia y volvían a presentar la sintomatología característica. Por ello es que también se pensó en el papel que podrían estar jugando algunos factores predisponentes asociados como lo eran el estrés, el consumo de bebidas alcohólicas, café o dietas ricas en almidones, al considerar que contribuyen a disminuir el espesor de la cubierta mucosa.

 

Barry J. Marshall y Robin Warren, lo ganadores del codiciado Nobel, lograron descubrir en las biopsias de tejidos pertenecientes a pacientes con úlcera y gastritis, la presencia de un microorganismo hasta entonces desconocido. La ahora famosa bacteria: Helicobacter pylori.

Luego de hacer pruebas de cultivo y conseguir que se reprodujera, descubrieron algunas cosas de lo más interesantes. Entre ellas, el mecanismo que les permitía sobrevivir en un medio ácido como lo es el del estómago.

Básicamente se trata de un organismo que busca habitar en las capas profundas del moco protector, pero sin invadir propiamente la pared del estómago. Una vez ahí, produce una enzima llamada ureaza 3 que le permite desdoblar la urea 4 en dióxido de carbono y amonio, con lo que logra disminuir la acidez local, condición necesaria para sobrevivir.

Una vez que se garantiza un medio favorable, entonces realiza sus actividades vitales y por efecto de ello, destruye el moco protector. Así pues, las paredes estomacales y duodenales (primera parte del intestino delgado) quedan a merced del jugo gástrico.

 

 

1 En Química corresponde a “potencial Hidrógeno”, índice que mide la acidez o la alcalinidad de una sustancia.

2 La escala de pH corre desde el valor de 0 y hasta el 14. Valores de 0 a 7 son ácidos, mientras que del 8 al 14 se consideran alcalinos. El interior del estómago corresponde a un valor aproximado de 3 y por lo tanto es ácido.

3 Sustancia que cataliza el desdoblamiento de la urea.

4 Compuesto nitrogenado de desecho, luego de realizado el desdoblamiento de las proteínas. Las proteínas están formadas por aminoácidos y éstos a su vez contienen nitrógeno.