Ramón Cordero G.

Extraviar a un hijo pequeño no es cualquier cosa. Tan sólo piense en la posibilidad de no saber en dónde está alguno de sus críos, y verá cómo la angustia, la preocupación o el miedo comienzan a hacer presa de usted.

.....¿Eso no nos puede pasar?

.....Nunca podemos estar del todo seguros. Aun cuando tengamos como hábito ciertas medidas de seguridad, las eventualidades están a la orden del día. Una distracción momentánea, algo que rompa la rutina, un malentendido, cualquier cosa.

.....Qué difícil es mantener la calma cuando uno se percata de que la criatura no está en donde usted supone que debe estar o con la persona que usted creía que se estaba haciendo cargo. Y, sin embargo, uno debe hacer de tripas corazón, ya que las estrategias de búsqueda tendrán que adoptarse con serenidad, a fin de que sean acertadas y cuenten con posibilidades de éxito.

.....Imagínese en esos momentos, si además cae en la cuenta de que el menor no conoce su dirección ni número de teléfono. Cuánto más preocupante si el rumbo es desconocido o peligroso.

.....El uso de una placa de identificación podría hacer la diferencia en el tiempo de localización y recuperación.