El precio de las medicinas y los consumidores indefensos...............................................Ramón Cordero G.

 

“No hay de qué preocuparse: en algunos años todos los negocios de la familia estarán dentro de la ley”.
Michael Corleone (El padrino II)

 

Hay formas de operar que son legales pero no por ello resultan justas, y mucho menos éticas.

Un ejemplo 

El padre de familia es diagnosticado con una severísima anemia, consecuencia de un mal hepático avanzado. Para complicar más el cuadro hay también secuelas de daño renal.

Luego de reiteradas consultas e incluso contando con una segunda opinión, no hay más que tratamientos paliativos que mejoren la calidad de vida del paciente, a sabiendas de que la solución definitiva sólo podría encontrarse en un trasplante de hígado. Pero claro: ya se sabe que ello lleva su tiempo en lista de espera y aún se depende de la compatibilidad con el donador.

A reserva de que esa cirugía pueda realizarse tiempo después, la primera condición es mantener vivo al señor y evitar que los males se sigan encadenando con nuevas patologías.

El tratamiento para revertir la anemia consiste en una serie de inyecciones. La sustancia recetada es la eritropoyetina, y se requerirán por lo menos cuatro cajas. Según el laboratorio que la produzca, cada caja puede contener 8 ó 10 ampolletas.

Sólo hay un par de detalles por demás importantes: el enfermo vive en una pequeña población del norte de México, más o menos aislada de la capital del estado y, por tanto, sin muchas opciones en lo que a farmacias se refiere. Lo segundo es el costo que tiene cada caja en la región, que oscila entre los 4 mil y los 6 mil pesos. Evidentemente, los recursos económicos de la familia no son abundantes.

 

La búsqueda por internet 

Los complementos que contienen hierro y que son a los que el hombre tiene acceso en el sector salud, ya no le ofrecen beneficios. Lo único que queda por hacer es estimular la producción de glóbulos rojos, a fin de detener el acelerado deterioro de su organismo. Iniciar la batalla institucional para que le sea autorizado el medicamento, específico pero costoso, no es algo que el tiempo permita al menos por ahora.

Familiares y amigos se dan a la tarea de buscar alternativas. La que parece más práctica es la búsqueda de precios por internet en diferentes farmacias. El propósito consiste en encontrar aquella que ofrezca la opción menos gravosa y que permita llevar adelante el tratamiento sin que la familia naufrague en lo económico.

La primera sorpresa es que, luego de introducir el nombre de la sustancia activa en el buscador, se obtiene una larga lista de direcciones electrónicas donde el producto es mencionado. Muy amplia información —para médicos y hasta simples legos— sobre sus indicaciones, dosis, presentaciones, farmacodinamia y demás, pero que no incluye lo más elemental: el precio al público.

La indagatoria continúa introduciendo otras palabras como farmacia, venta, costo, precio y los nombres comerciales. Segundo asombro, mucho menos agradable por cierto: no hay farmacias en México que muestren sus catálogos y cotizaciones como para hacer un comparativo.

El tercer hallazgo es más desalentador aún. En otros países es posible encontrar tarifas en línea o, en su defecto, formatos electrónicos para solicitar que la información sea enviada por correo.

¿Estilo de operación de países altamente desarrollados?

Algo que impacta a los comedidos auxiliares del enfermo, es que la publicación de listas en línea constituye una práctica en países de todo tamaño y grado de desarrollo económico. Ahí están España, Bolivia, Argentina y Colombia, por citar tan sólo algunos ejemplos. Existen casos similares al mexicano y, sin embargo, las publicaciones en internet dan cuenta del esfuerzo que hacen los consumidores para demandar la publicación de los precios en diferentes medios. Una batalla que habrán de ganar porque el derecho les asiste y no parece que tengan intención de claudicar.

¿Por qué en nuestro país, si alguien necesita —por mera supervivencia— conseguir el precio más accesible, ha de tener que viajar hasta alguna ciudad grande, y en ella visitar por fuerza mostrador tras mostrador para conocer el costo?