De vuelta con María

Estaba segura de que aquello que la picó no era una chinche ni un piojo, aunque se parecían, salió de la escuela y constantemente se detenía a revisar las calcetas. Llegó a casa y su abuela la recibió con un beso, entonces María le contó sobre el insecto saltarín de su calceta. Su abuela sin titubear dijo: “Era una pulga, por eso te he dicho que no duermas ni con el perro ni con el gato”.

María agachó la cabeza, parte del misterio estaba resuelto, sólo tenía que esperar la mañana siguiente para preguntar a la profesora sobre chinches, piojos y pulgas. Llegó muy temprano y fue directo al escritorio y le preguntó a la maestra Eunice sobre esos animales, ella le respondió que tenían cosas en común: eran insectos y parásitos, porque viven y se nutren de otro ser de diferente especie, además de que los tres se alimentan de sangre y provocan lesiones como las ronchas. Para aclarar sus dudas, juntas revisaron la enciclopedia.

Pulga
Insecto que se alimenta de la sangre de su huésped, parásito de la piel de los humanos, otros mamíferos y algunas aves. Viven en todo el mundo y depositan sus huevos en cualquier lugar donde estén seguros y tengan alimento. De adultos, tienen piezas bucales mordedoras y chupadoras que les ayudan a perforar la piel para nutrirse. Llegan a medir tres milímetros y su cuerpo es ancho y aplanado. Sus antenas las orientan ya que sus ojos son pequeños o no existen; tienen patas largas y poderosas que les permiten realizar grandes saltos.

Piojo
Son conocidos también como chupadores —puede haber piojos en otros lugares del cuerpo diferentes de la cabeza—. Son insectos pequeños que tienen un aparato bucal perforador-chupador, su color gris y dicen que vistos a través del microscopio son similares a los cangrejos, de adultos llegan a medir hasta tres milímetros; depositan sus huevos —liendres— cerca del cuero cabelludo para que se alimenten de sangre. Además, Eunice le dijo a María que existen otros tipos de piojos que viven en animales de granja y corral.

Chinche
Insecto pequeño de diferentes tipos. La que afecta a los seres humanos es la “chinche de las camas”. Posee un pico alargado que le permite atravesar la piel para alimentarse. Antes de hacerlo es pequeña; pero tras comer se agranda y enrojece. Vive entre las costuras del colchón o en las grietas de las paredes, donde permanece varios días digiriendo su alimento. El hambre la hace salir nuevamente durante la noche.

La maestra Eunice le dijo que para terminar con estos parásitos, lo primero es atacar no a los huevos sino a los insectos, limpiar muy bien las zonas que habitan con productos especiales como jabones, insecticidas u otros químicos que no dañen ni al ambiente ni al portador. María no quería dejar afuera ni a su perro ni a su gato, así que después de comer fue con su abuelita a la veterinaria, compró lo necesario, los bañó y, tras secarlos, les puso a ambos un collar antipulgas. Limpió la recámara hasta el último rincón y no volvió a preocuparse por esos “parásitos” chupa sangre.

 

Fuente

“Piojo”, “Pulga”, “Chinche”. Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005. Estados Unidos, Microsoft Corporation, 1993