Resolver el problema de raíz

Cuando la pieza de hule ya está dañada —y es de sorprender la cantidad de tomas de agua en malas condiciones que hay en una casa— la dichosa gota no podrá detenerse. Al contrario: con el paso de las semanas sólo aumentará el ritmo. La mayoría de la gente termina por acostumbrarse, o más bien por resignarse. Al llegar al punto máximo de daño difícilmente va a empeorar, pero lo que sí resulta seguro es que no habrá mejoría.

            Grifos de baños y fregaderos que pueden pasar décadas desperdiciando el líquido y dándonos mínimas molestias cotidianas. La solución es sencilla, cuestión de un instante. Lo único que requerimos es citar al plomero; como se trata de una reparación simple, tampoco cuesta mucho dinero.

Un par de consejos

Como seguramente habrá que cerrar la bajada del agua, podría resultar conveniente hacer el cambio de empaques en toda la casa. Una sola visita es más económica, casi mayoreo.

            Para evitar sorpresas, pida un presupuesto antes de tener al plomero en casa, pero haciéndole saber que usted conoce de lo que habla. No se deje abrumar con discursos exagerados de una maniobra equivalente a la de un cirujano. Los fabricantes saben que sus equipos necesitan mantenimiento, y por ello emplean diseños sencillos para armar y desarmar. Si el fontanero le dice que el cambio de empaques es equivalente al arreglo de un reactor nuclear, déle las gracias y cambie de técnico.

            Cuando sus llaves, válvulas y grifos estrenen empaques, recuerde que basta con dar vuelta hasta "el toque". Espere unos instantes y compruebe que cerró por completo. Para evitar futuros maltratos, muestre a la gente que vive en la misma casa cuál es la técnica correcta.

Para aventureros

A mucha gente le agrada hacer sus propias reparaciones. Eso es perfecto porque uno se entretiene en el proceso y ahorra dinero.

            ¿No sabe cómo funciona?

            Tan sencillo como acudir a la ferretería y pedir que le permitan examinar un modelo. Otra opción consiste en hacer el cierre de la línea de distribución de agua. Desarmar el grifo, pero sólo la parte que corresponde al árbol; y con él, acudir con su ferretero para que le proporcione el empaque del tamaño adecuado.

            Si decide emprender la aventura, sólo procure que no sea en domingo, día que la mayor parte de la gente usa para el descanso. Es posible que algo falle y su intento fracase. En esta situación, llame de emergencia al plomero. Quizá le dé pena y tendrá que pagar, pero considérelo como el costo de una clase. Una vez que haya aprendido, los siguientes cambios le parecerán pan comido.

            Hay una manera menos arriesgada de aprender, pero para ello necesita un maestro: el mismo técnico al que llamaría para arreglar el desperfecto. Claro que para aprovechar la clase, lo conveniente es que se mantenga junto a él a lo largo de todo el proceso, preguntando por aquello que le parezca un detalle importante.

            Observe cuidadosamente cómo trabaja y, si lo considera necesario, tome nota de cada paso. La siguiente vez que se necesite, usted tendrá los elementos necesarios para dejar la llave del grifo operando a la perfección.