Autor: Ramón Cordero G.
Catedrático U. A. Chapingo
Diseño Gráfico: Catherine Zúñiga Andrew


Un buen día uno descubre que esos pantalones que estaban reservados para las ocasiones especiales, simple y sencillamente no cierran. Como en el divorcio, ojal y botón no encuentran el punto de cercanía que les permita volver a compartir la tarea de sujetar. Ahí está la evidencia: hay varios kilogramos de más que llegaron, como la buena música, para quedarse por mucho tiempo y establecer el abismo infranqueable entre los dientes de cada lado de la cremallera.

.........Así como Roma no se construyó en un día, tampoco el sobrepeso floreció con generosidad en una jornada. En todo caso se trató de una labor de construcción que nos llevó algo de tiempo, pero en un momento se hizo insoslayable. Aunque sólo fuera de manera íntima y personal, la confesión fue obligada: engordé.

Salvo contadas excepciones nos revelamos ante el hecho y, sin embargo, no siempre pasamos a la acción. A veces nos conformamos con recorrer un poco el broche o, en acción extrema, decidimos asumir que nuestra talla ya es la inmediata superior. Mal inicio, por cierto.

.........Ahora que si nos hemos dejado convencer por la publicidad engañosa, estamos lo suficientemente desesperados y no estamos dispuestos a “pagar” el precio que supone regresar al peso anterior, es factible que recurramos a las cremas, infusiones, cápsulas, lociones, fajas y aparatos que aseguran “resultados” en 8 días, con el atractivo adicional de que no se tendrá que dejar de comer lo que a uno le gusta y tampoco implicará esfuerzo físico extraordinario.

.........En principio es una excelente idea, pero que naufragará ante la fuerza de la naturaleza. Si el incremento de peso es el resultado de un consumo de energía mayor al que somos capaces de usar, no reduciremos ni un gramo. A menos que se utilice algo que, al alterar la fisiología corporal, dañará la salud.
Con esa perspectiva, seremos afortunados si el “sistema” para bajar de peso nos deja igual sin provocar efectos colaterales que enfermen al organismo.

.........Sin darle más vueltas a las cosas y asumiendo que el peso tiene que ver con el balance entre las calorías que ingerimos y las que gastamos, no queda otro remedio que reducir el consumo (hacer dieta con menor aporte de energía) o incrementar el gasto (realizando alguna actividad física como el ejercicio o el baile). Todavía mejor si combinamos ambas estrategias.