- ¡A ver, a ver, háganse a un lado! ¡Que pasen primero los niños y la señora! Los gritos con que se dirigía el vigilante hacia el grupo de seis adolescentes, opacaron el bullicio de las personas que hacían "cola" para entrar al zoológico de Chapultepec.

- ¿Qué traes en el morral? - Le preguntó otro vigilante a la chavita que vestía con pantalones bombachos y traía el cabello pintado de morado.

- Es mi botella de agua y mi suéter, poli. - Contestó la jovencita.

- ¡Revisen a los otros! - Ordenó el agresivo vigilante, dirigiéndose a dos de sus compañeros.

La escena atrajo la atención de varias familias, permitiéndoles ver la forma en que los muchachos eran revisados.

- ¡A ver, levanten las manos! - dijo un vigilante para empezar a revisar los morrales que colgaban de la espalda de los adolescentes. Mientras otro, le exigía groseramente a la muchacha que le mostrara su identificación.

- ¡Ya déjenlos- Gritó una señora que llevaba de la mano a una niña.

 
 
 
 

- ¡Apúrenle, que no traigo tortas! - Le secundó un hombre joven que abrazaba a quien parecía ser su novia.

Esto propició que uno de los vigilantes, entre enojado y nervioso, se dirigiera a sus compañeros para decirles: - ¡Dejen que pase la gente! ¡Que nadie se detenga en los torniquetes!

El primero en reingresar al zoológico fue un anciano que, visiblemente molesto, le dijo a quien parecía ser el jefe de vigilancia: - ¡Oiga, con qué derecho maltratan a los muchachos! Si no están haciendo nada incorrecto. Con su actitud, ustedes alteran la tranquilidad del parque.

Sorprendido, el vigilante contestó: - No se enoje señor, no se enoje. Usted no sabe la de cosas que se presentan diariamente en el zoológico. Muchachitos como estos, sólo vienen a causar destrozos; nada más vea la fachita que traen, parecen delincuentes. - Concluyó el vigilante, mientras volteaba a ver al grupo de adolescentes que enojados, discutían con los otros guardianes del orden.

- ¡Que delincuentes, ni que ocho cuartos! -dijo el anciano- no juzgue mal señor, cada quien es libre de vestir como quiera. - Y reanudando el paso, se dirigió al grupo de muchachos para decirles: - ¡No se dejen chavos, defiendan sus derechos!

 

   
 

Cuando se trata de juzgar si alguien actúa correctamente, las opiniones pueden variar mucho; según sea el concepto que tengamos de las cosas.

De acuerdo con tu opinión, cual de las personas que intervino en este incidente actuó correctamente.

Consulta las opciones que te presentamos y elige la que consideres más conveniente.




Aunque en ningún reglamento del Bosque de Chapultepec, ni en nuestras leyes, está especificado que para tener acceso al parque haya que vestir de determinada manera.





¿Estás seguro? Recuerda que la función de los vigilantes es cuidar el orden y no juzgar la forma en que la gente viste.

El anciano, por oponerse

A propósito de ello, queremos compartir contigo el siguiente comentario.

¡Acompáñanos!

 

La idea de que los individuos nacemos libres y somos humanamente iguales, es aceptada hoy en día como una verdad indiscutible en todos los países del mundo. Tan es así, que dicho reconocimiento ha sido integrado a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y forma parte de los valores que dan vida a las sociedades democráticas.

Sobre el significado de la igualdad ya hablamos antes, hoy toca el turno de reflexionar sobre el significado de la libertad. ¿Te has preguntado lo que significa ser libre en una sociedad democrática?

¡Vaya torito! ¡Hasta parece pregunta de examen final! Ya te estamos escuchando decir. Pero no te preocupes, que no es nuestra intención evaluar tus conocimientos; sólo deseamos que te pongas a tono con nosotros, para iniciar la reflexión. Así que, sin más rodeos, hagamos como los dermatólogos:

¡vamos directo al grano!

Disfrutar de la libertad es contar con la posibilidad de expresar nuestros gustos, opiniones, ideas y capacidades personales; de transitar sin impedimento alguno por las calles y sitios públicos de todo el territorio nacional; de reunirnos, asociarnos u organizarnos con otras personas para los fines que deseemos y la ley permita, sin que nadie -ni el gobierno, autoridades civiles, policíacas u otra persona- nos lo impida. Está suave ¿no?.

Pero, ¡ aguas, no te vayas con la finta! El ser libres no significa que podamos hacer todo lo que nos venga en gana. Pues de ser así, corremos el riesgo de afectar la libertad y los derechos de nuestros semejantes. Por ello, no estaría de más que para aclarar dudas sobre los derechos y libertades individuales que la ley protege en México, le echaras una revisada a los 29 primeros artículos de nuestra Constitución política. Pero sobre todo, que asumieras el compromiso de utilizar responsablemente tus libertades y defender el derecho que todos tenemos a ejercerla: ya sea dentro de nuestra familia, con los "cuates", en la escuela y en la comunidad donde vives.

¿Le entras al compromiso?