Texto basado en el video: Diabetes Mellitus. ILCE-INNSZ-SEP, México, 2000, (serie Salud Proyección 2002).


La diabetes es enfermedad que no se cura. Bueno, no se cura, pero con una adecuada atención médica puede ser tan bien controlada, que permite continuar con una vida relativamente normal.


Para comenzar...

Se le llama diabetes a una enfermedad que impide usar adecuadamente los azúcares que contienen los alimentos. Una enfermedad del metabolismo.

Así como sucede con los automóviles, nuestro organismo requiere de un combustible para trabajar. Ese combustible es la glucosa, el azúcar que circula en el cuerpo. En la diabetes, se pierde la capacidad para regular cuánta de esta glucosa debe estar circulando en la sangre y distribuyéndose a todas las células del organismo.

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Hormona de la insulina dentro del flujo sanguíneo.



El páncreas produce una hormona, la insulina. Esta hormona se encarga de regular la glucosa y por tanto la entrada de ésta en las células.

La falla en la diabetes puede tomar dos caminos distintos. El primero, cuando la persona no produce una cantidad suficiente de insulina. Y el segundo, cuando a pesar de elaborarse una buena cantidad de la hormona, hay resistencia a su acción.
¿Dónde está la descompostura?

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No es para tanto, ni que fuera la peste
Muchas personas minimizan la gravedad de la diabetes, porque en algunos pacientes pueden pasar hasta siete años antes de que se presente alguno de sus síntomas.

Desafortunadamente, como es una enfermedad crónica y que no se cura, por lo general va sumando y sumando daños hasta que llega a matar. Por supuesto que en este camino, hace añicos la calidad de vida.

Según los datos epidemiológicos que se tienen, en las personas que están por arriba de los 55 años, una de cada cuatro padece la enfermedad.

También está entre las cuatro primeras causas de muerte a nivel nacional.

Más grave es que casi la mitad de los diabéticos que existen en México, tienen menos de 50 años de edad. Justo en la etapa de más productividad laboral.

Sin ánimo de alarmar, pero sí advirtiendo de lo peligrosa que puede ser, esta enfermedad tiene un componente hereditario, es decir, que existe mucha mayor probabilidad de desarrollarla cuando se tienen antecedentes familiares de la afección.


 

¿Sin bombo y platillos?

Si se trata de la diabetes tipo 2, la más abundante en México, ya se comentó que puede estarse desarrollando sin mostrar ningún síntoma. De hecho, es común que al darse las primeras alteraciones, las personas acudan al médico pensando que se trata de una molestia causada por cualquier otra cosa.

Infestaciones por hongos, pérdida acelerada de peso, aumento de la cantidad de orina, son algunos de los síntomas que se presentan cuando la glucosa ya está fuera de control.

En casos más avanzados hay signos que alarman a las personas. Algunos nervios son dañados por el exceso de glucosa y eso causa dolor en las piernas por debajo de las rodillas. Hay también la sensación de adormecimiento y piquetes.

A medida que avanza, puede también provocar impotencia masculina, dificultad para el vaciamiento del estómago y la vejiga, así como mal funcionamiento del corazón y sus arterias... cualquier cosita.

Por si fuera poco, es probable que se den problemas de la visión, que puede llegar hasta la formación de cataratas o ceguera total si el daño es ya muy grande. La diabetes es causante de la mayoría de los casos de ceguera en México. El riñón también sufre las consecuencias y deja de eliminar toxinas, con lo que se va envenenando el organismo.
Callada, callada para comenzar, termina haciendo demasiado ruido.
Lo triste, es que mucho de todo esto era prevenible con cuidados más o menos simples.

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