• Cambiar de mentalidad acerca de la discapacidad, que para la mayoría de las personas representa un tema prácticamente desconocido, algo que le sucede a otros y al que se acercan porque nunca piensan que puede rozarlos y en un momento crucial de la vida comprender que es ya parte de ellos, que la discapacidad se coló en su familia y esto repercute en todos y se vuelve un reto de equipo. Por ello los padres requieren entrenarse y foguear a todo el grupo para enfrentar nuevas vicisitudes no previstas.

  • Cómo ser padre de un niño con discapacidad y poder seguir siendo una persona con necesidades reales que requieren ser satisfechas, tanto en el ámbito laboral como en el afectivo, el lúdico y el social; cómo poder encontrar a personas con las cuales explayarse platicando de los sentimientos, el cansancio, la frustración, el enojo, por tener que esforzarse tanto a veces con tan poco éxito y poder reconocer el tumulto de sentimientos confusos y ambivalentes.

  • Cómo manejar los conflictos casi cotidianos que surgen entre hermanos, mantener los canales de comunicación con el esposo o la esposa, si él o ella también están luchando por aceptar las cosas y salir adelante; cuando la comunicación no ha podido evitar que la discapacidad genere un abismo de incomprensión entre ellos y hace que a menudo se sientan solos frente al problema del niño.

  • Es probable que logren adaptarse a su situación buscando a otros padres con niños cuyas deficiencias sean semejantes y pueden ayudarlos a sentirse comprendidos, porque han vivido etapas por las que ellos están pasando y que pueden aconsejarlos con conocimiento de causa. Pero es importante que estos grupos de apoyo no les impidan buscar experiencias compartidas con familias de niños sin discapacidades.

  • Estas experiencias lúdicas pueden ser de gran ayuda, especialmente cuando tienen que superar esa difícil etapa en la que los padres tienden a sentirse culpables por la discapacidad del chico; sea ésta de tipo genético, por la que se culpan mutuamente o aquella en la que se atormentan con pensamientos inútiles sobre si hubieran podido tomar ciertas medidas para evitarla."
  • Controlar aquellos sentimientos mezclados de amor y odio que pueden surgir aun con niños sin discapacidades, y que generalmente se intensifican cuando la criatura presenta alguna problemática seria; y cómo superar la sensación de vergüenza si la apariencia del niño provoca rechazo, por lo que los padres tienden a ocultarlo y requieren de gran valor tanto para enfrentarse al mundo como para aceptarlo y quererlo como es.
  • No es difícil intuir lo complicado que debe ser el manejo de las cualidades que los otros hijos tienen, y que muchas veces se contraponen a las posibilidades del discapacitado; cómo lograr que ambos se desarrollen sanamente y se sientan orgullosos unos de otros viviendo juntos en el hogar. Y también uno suele preguntarse cómo logran estos padres tener la mejor actitud frente a la vida, pues es sabido que de ésta dependerá —en gran parte— la actitud que el niño discapacitado tenga sobre sí mismo