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Texto: Flor Muñoz López
Diseño gráfico: Jani Rivera

Durante la época colonial México proporcionó a España gran cantidad de recursos económicos. Indudablemente la plata fue uno de los minerales más apreciados; sin embargo hubo algunos productos agrícolas, no comestibles, cuyo cultivo y venta redituaron utilidades importantes. Uno de ellos fue el tabaco. Los puros y cigarros no se exportaban: todo era destinado al consumo interno, no así las utilidades que iban a las arcas reales. Como la demanda era muy elevada, la corona estableció el estanco o monopolio de su cultivo, fabricación y comercialización. El proceso de instauración fue paulatino, dependiendo de los requerimientos económicos de la metrópoli.

 

Usos indígenas

El tabaco es una planta originaria de América. Sus hojas eran usadas por los indígenas en diversas ceremonias y rituales, así como con fines medicinales: untado o masticado para aminorar los dolores, curar heridas, tratar picaduras de insectos y demás. También se acostumbraba fumar colectivamente durante la conversación y era compartido en pipas u hojas liadas. Esta planta fue obsequiada a Cristóbal Colón en las Antillas y su tripulación la llevó a España donde iniciaron su explotación. Pero serán los colonos ingleses, establecidos en la costa Este del actual Estados Unidos, quienes se convertirán en los principales productores y exportadores de la misma.

 

El consumo durante la Colonia

Cuando los españoles se establecieron en nuestro territorio, el cultivo y consumo de esta planta era exclusivo de los indígenas. Con el paso del tiempo el hábito se difundió al resto de la población (hombres y mujeres), de tal suerte que durante el siglo XVI y XVII la elaboración de puros y cigarros se convirtió en una actividad muy importante. Ante la demanda y con la introducción de nuevas técnicas agrícolas, los plantíos se extendieron a diversas regiones: Jalisco, Puebla, Colima, Oaxaca, Yucatán y Veracruz.

Constituyó una fuente de empleo para varios sectores de la sociedad colonial, entre los que quedaron incluidos cultivadores, cosecheros, dueños de fábricas, talleres artesanales y tiendas; en las ciudades, la gente de bajos recursos lo vendía en las calles. Estos se hacían a mano, por una misma persona de principio a fin, de ahí la gran cantidad de familias dedicadas a su elaboración. Para controlar las actividades comerciales y obtener recursos, el rey Felipe II estableció el Consulado de Comerciantes, organismo encargado de supervisar que el comercio exterior se realizara por los puertos autorizados y fuese hecho el cobro de los impuestos o alcabalasLa alcabala era un impuesto que se pagaba sobre las transacciones comerciales que se realizaban en la Nueva España., establecidos para todas las actividades de compra-venta y el transporte de mercancías.

 

Los cambios con las reformas borbónicas

El siglo XVIII trajo cambios políticos en España que repercutieron en las colonias americanas. Éstos tuvieron que ver con el reemplazo de dinastía, ya que el rey Felipe IV, miembro de la familia de los Habsburgo, murió sin descendencia directa, propiciando que otros parientes, relacionados con la casa reinante de Francia, los Borbones, llegaran al trono español.

            A mediados de siglo ocupó el trono español Carlos III, quien influido por las ideas de la Ilustración francesa, implementó en España y el imperio una serie de cambios tendientes a reordenar y en algunos aspectos a modernizar, el funcionamiento de las colonias. Con ello logró ejercer mayor control sobre las autoridades y los recursos económicos del imperio. Tales medidas serán conocidas como reformas borbónicas.

En lo político, tendían a restarle poder al virrey. Para eso colocó gente preparada y de su confianza en los cargos administrativos, con lo que los criollos que ocupaban este tipo de puestos fueron desplazados por empleados nombrados por el rey y enviados desde España.

            La Iglesia también fue afectada: sobre el clero regular cayó la prohibición de fundar más conventos, y a la institución en general le limitaban el manejo de los cuantiosos recursos económicos que poseía.

En el aspecto económico, establecieron una serie de estancos o monopolios sobre mercancías y actividades de gran demanda: sal, papel sellado, pólvora, azogue o mercurio, la lotería, los naipes Algunos de estos monopolios ya existían desde la época de los Habsburgo, pero con los Borbones el control fue mayor.y el tabaco, con el fin de controlar las aportaciones que generaban. Empleados del rey se encargarían de supervisar que las utilidades obtenidas fuesen directamente a manos de la corona y, por tal motivo, se estableció la Real Hacienda que pondría orden en las finanzas. Para lograr la aplicación de las reformas llegaron tropas españolas y visitadores reales con el encargo de ejecutar las disposiciones.

 

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