Las
viejas películas y las telenovelas han hecho que para la mayoría
de nosotros, pensar en la adopción sea casi igual de fácil
que ir a comprar calcetines o una mascota. Y es que cuando una pareja
no puede tener hijos, de inmediato contemplan la posibilidad de adoptar
un niño. Imaginan que se trata de ir al orfanato más cercano
a su domicilio, hacer una solicitud, pasar al cunero donde todos los
bebés se encuentran perfectamente acomodados y, luego de examinarlos
con atención, escoger al que se quieren llevar.
.....Claro:
cuando efectivamente hacen los trámites para un proceso de adopción,
se dan cuenta de que el papeleo es bastante más complicado y
no se selecciona al hijo como podría hacerse con un vestido o
un modelo de automóvil. Es muy común que estas parejas,
frustradas y cansadas por lo largo de los trámites y lo poco
que pueden hacer por escoger una criatura a su medida, se dedican a
criticar y protestar. Algunas de las frases que se escuchan con frecuencia,
son:
.....-Qué
barbaridad: con razón hay tantos niños que nunca llegan
a tener papás, si hasta parece que no quieren darlos en adopción.
.....-Cómo
que no voy a escoger a la niña que quiero. Qué tal si
me dan una que no me gusta...
.....-Ah,
no: nosotros queremos un bebé. Un niño de tres o cuatro
años ya no es tan fácil de amoldar a las costumbres de
la familia. Queremos un bebé recién nacido.
.....-Yo
adopto, pero quiero saber de dónde viene. ¿Qué
tal si es el hijo de una ratera o un vicioso? Hay que tener mucho cuidado.
.....-Quiero
que sea güerita porque ya hasta le tenemos un nombre alemán.
Siempre quise tener una nenita que se llamara Greta.