Ramón Cordero G.

 

Las viejas películas y las telenovelas han hecho que para la mayoría de nosotros, pensar en la adopción sea casi igual de fácil que ir a comprar calcetines o una mascota. Y es que cuando una pareja no puede tener hijos, de inmediato contemplan la posibilidad de adoptar un niño. Imaginan que se trata de ir al orfanato más cercano a su domicilio, hacer una solicitud, pasar al cunero donde todos los bebés se encuentran perfectamente acomodados y, luego de examinarlos con atención, escoger al que se quieren llevar.

.....Claro: cuando efectivamente hacen los trámites para un proceso de adopción, se dan cuenta de que el papeleo es bastante más complicado y no se selecciona al hijo como podría hacerse con un vestido o un modelo de automóvil. Es muy común que estas parejas, frustradas y cansadas por lo largo de los trámites y lo poco que pueden hacer por escoger una criatura a su medida, se dedican a criticar y protestar. Algunas de las frases que se escuchan con frecuencia, son:

 

 

.....-Qué barbaridad: con razón hay tantos niños que nunca llegan a tener papás, si hasta parece que no quieren darlos en adopción.

.....-Cómo que no voy a escoger a la niña que quiero. Qué tal si me dan una que no me gusta...

.....-Ah, no: nosotros queremos un bebé. Un niño de tres o cuatro años ya no es tan fácil de amoldar a las costumbres de la familia. Queremos un bebé recién nacido.

.....-Yo adopto, pero quiero saber de dónde viene. ¿Qué tal si es el hijo de una ratera o un vicioso? Hay que tener mucho cuidado.

.....-Quiero que sea güerita porque ya hasta le tenemos un nombre alemán. Siempre quise tener una nenita que se llamara Greta.

Índice del texto: 1 2 3