.....Ramón Cordero G.
.....Diseño: Jani Rivera

Para Sergio.


Fulano de Tal —lo llamaremos así con la intención de mantener el anonimato del susodicho— estaba aterrado ante la inminencia de convertirse en padre por primera vez. De tan sólo recordar la ríspida relación que siempre había tenido con su propio padre, se arrepentía de no haber optado oportunamente por los votos de castidad.

Un hijo varón... caramba, pobre criatura, si como sucede con frecuencia, se repiten inconscientemente las formas aprendidas de educar. Presión por ser hombre, por ser primogénito, por ser el responsable de perpetuar un apellido de muy dudoso abolengo, por ser —en el imaginario del padre— el “hombre” sustituto en caso de que él llegara a faltar. Un hijo varón... ¡pobre criatura!

Pero bueno, con la sabiduría que suele caracterizar a la naturaleza, Fulano de Tal fue premiado con una hija. El alma le volvió al cuerpo. Rotas las expectativas de algunos miembros de la familia, fue aceptada sin problema por ser la primera nieta y la primera sobrina. El abuelo mantenía en mente la idea de que quizá su esperanza se vería colmada en un segundo nacimiento y, por lo pronto, era suficiente que hubiera nacido “sana y completa”.

siguiente

Índice del texto: 1 2 3