Pueden explorar
tanto en su hogar como en la escuela, el jardín o el parque
cercano, todo a su alrededor puede ser considerado un enorme museo
y se debe inculcar el ser coleccionistas, de hojas, insectos, piedras,
estampillas, monedas.
Mediante la
actividad de coleccionar los niños y jóvenes
ponen en práctica muchas habilidades puesto que observan, reconocen
y procesan la información, clasifican, organizan y buscan en
los libros datos acerca de los objetos de su colección, independientemente
de que tipo de objetos se trate.
Es
importante impulsar la investigación de misterios o sucesos
del pasado histórico, pero planteando la actividad
como una aventura de un investigador al estilo de Sherlock Holmes:
esto es ofrecer un hecho misterioso del que sólo se tienen
pistas, o un problema ambiental que requiera obtención de información
para la toma de decisiones. Pedirles, como si fueran periodistas de
la época, que averigüen datos encaminados a descubrir
el tiempo y el lugar del suceso, el ámbito del suceso, los
participantes, las acciones, el motivo; y desde luego que realicen
entrevistas, recopilen datos y elaboren posibles respuestas.
Fomentando
la observación.
En este aspecto la niñez y juventud actuales son capaces de
percibir muchos más datos del entorno informático que
un adulto cuando ambos compiten en los videojuegos, pero es necesario
fomentarles estas destrezas al estar en contacto con el mundo real.