Psicóloga
Irene Martínez Zarandona |
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Definición
Se
describe como la competencia para percibir las relaciones que existen
entre varias especies o grupos de objetos y personas, así como
reconocer y establecer si existen distinciones y semejanzas entre ellos.
Los naturalistas suelen ser hábiles para observar, identificar
y clasificar a los miembros de un grupo o especie, e incluso para descubrir
nuevas especies. Su campo de observación más afín
es el mundo natural, donde pueden reconocer flora y fauna, y utilizar
productivamente sus habilidades en actividades de caza, ciencias biológicas
y conservación de la naturaleza.
Pero puede ser aplicada también en cualquier ámbito de
la ciencia y la cultura, porque las características de este tipo
de inteligencia se ciñen a las cualidades esperadas en personas
que se dedican a la investigación y siguen los pasos propios
del método científico.
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Presentación
Originalmente
la Teoría de las Inteligencias Múltiples, de Howard
Gardner, comprendía 7 tipos diferentes; pero en 1995 el autor
agregó la Inteligencia Naturalista.
Al principio
las capacidades propias de ésta eran incluidas entre la Inteligencia
lógico-matemática y la Inteligencia visual-espacial;
pero tomando en cuenta diversos aspectos cognoscitivos como observación,
selección, habilidades de ordenación y clasificación,
reconocimiento de secuencias de desarrollo, así como la formulación
de hipótesis, aplicados en forma práctica en el conocimiento
del medio, Howard Gardner consideró que ésta merecía
reconocimiento como inteligencia independiente.
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Muchas
personas tienen estas habilidades, y de hecho podemos verlas en una
etapa normal del desarrollo infantil, cuando los niños coleccionan,
ordenan y clasifican coches, figuritas, estampillas, corcholatas o adornos,
habilidades que también son propias del pensamiento lógico,
por lo que se explica que Gardner originalmente solo hubiera postulado
la Inteligencia lógico-matemática y de ésta desprendiera
la inteligencia naturalista.
Lo que diferencia a ambas inteligencias es la aplicación, mientras
en la lógica-matemática la tendencia es hacia la abstracción
y solución de problemas en forma mental; en cambio la inteligencia
naturalista emplea estas capacidades para acercarse al mundo tangible
y cercano de la naturaleza y buscar aplicaciones de tipo práctico
y cotidiano.
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En
realidad todos aplicamos la inteligencia naturalista al reconocer plantas,
animales, personas o elementos de nuestro entorno natural. Las interacciones
con el medio físico nos ayudan a desarrollar la percepción
de las causas y sus efectos y los comportamientos o fenómenos
que puedan existir en el futuro; como por ejemplo la observación
de los cambios climáticos que se producen en el transcurso de
las estaciones del año y su influencia entre los humanos, los
animales y las plantas.
Gardner postula que este tipo de inteligencia debió tener su
origen en las necesidades de los primeros seres humanos, ya que su sobrevivencia
dependía en gran parte del reconocimiento que hicieran de especies
útiles y perjudiciales, de la observación del clima y
sus cambios y de ampliar los recursos disponibles para la alimentación.
Nuestro entorno en el siglo XXI difiere mucho del de nuestros ancestros
y no podemos explorar grandes extensiones, ni tener pleno contacto con
la naturaleza, pues solemos pasar nuestra vida en espacios cerrados
y caminando sobre suelos artificiales; sin embargo, eso no es impedimento
para el desarrollo de esta inteligencia, ya que las personas que tienen
este modo de acercarse al conocimiento pueden ejercerlo en múltiples
profesiones y aplicarlo en cualquier campo del saber humano.
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Las
personas con este tipo de inteligencia más desarrollada, tienen
especial gusto y habilidad para percibir fenómenos, observar
y comparar datos, clasificarlos, extraer los significados, formular
y poner a prueba hipótesis. En pocas palabras, tienen gusto por
la investigación y son muy observadores.
Todas estas habilidades son propias del método científico,
y por lo tanto cualquier persona que tiene inclinación por la
investigación; independientemente del tema o campo donde la aplique,
tiene afinidad con este tipo de inteligencia.
Esta habilidad para diferenciar cosas, especies u objetos naturales
o fabricados es desarrollada incluso por personas ciegas, ya que no
es un requisito indispensable ver los objetos para percibirlos y esta
clasificación puede hacerse por medio del tacto, el olor o el
oído.
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La inteligencia
naturalista se pone de manifiesto en muchas áreas de investigación
científica: biología, botánica, zoología
o entomología y medicina, que suelen ser ejercidas por personas
con este tipo de inteligencia, que investigan los orígenes, el
desarrollo y la estructura de organismos vivientes y producen complejos
sistemas de clasificación.
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También
se encuentran en otras áreas de la actividad humana: el autor
agrega actividades artísticas y prácticas religiosas o
ritualistas que están relacionadas con la naturaleza, especialmente
chamanes y curanderos, cuyos conocimientos están ligados a las
habilidades perceptuales del naturalista.
En este sentido, podemos afirmar que desde el principio de la historia
y en todas las culturas las personas que aportan su intuición
y conocimientos para reconocer las especies útiles y perjudiciales,
así como para clasificar sus propiedades y usos, son muy apreciadas
por los beneficios que con su saber aportan a su sociedad.
Así se valoran las habilidades del hierbero, el cazador, el cocinero
que utiliza y combina especies, el jardinero que conserva y cultiva
la flora, entre otros que sustentan una inteligencia de este tipo, así
como los individuos que perciben y estudian los fenómenos que
tienen lugar en el espacio infinito del macrocosmos o en el microcosmos
de una célula.
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El
avance del saber y la cultura es producto de la conjunción de
todas las personas que poseen los diferentes tipos de inteligencia:
todas son importantes pero, independientemente del campo donde se desarrollen,
son las personas con inteligencia naturalista las que buscan lo desconocido
en lo ya conocido e indagan el porqué de las cosas, son los que
se hacen preguntas que van mas allá de las respuestas fáciles,
porque son buscadores innatos de algo más.
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