Es importante que tanto el papá como la mamá pongan el ejemplo de su contribución al cuidado del hogar y que todos consideren que, aunque es aburrido, cansado y suele pasar inadvertido cuando está bien hecho, realmente es un trabajo valioso porque nos permite vivir en un ambiente agradable, ordenado, sano y acogedor.

Podemos resumir que hay buenas razones para fomentar estas actividades:

• Hacer el quehacer ayuda a formar el carácter y el sentido de la responsabilidad.

• Ayuda a los niños a realizar actividades de autocuidado que les permitirán ser más independientes en su vida adulta.

• Es una obligación recíproca entre padres e hijos y demás miembros de la familia que convivan en el hogar.

• Hoy en día ambos padres necesitan ayuda.


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• Permite superar parte de la discriminación que hacia la mujer existe en la sociedad.

• Además de los quehaceres obligatorios, realizar algunas tareas especiales puede ser una buena alternativa cuando los chicos quieren obtener un permiso o una ganancia extra.

• Es recomendable seleccionar tareas que pueden ser compartidas por toda la familia; por ejemplo, el cuidado del jardín, limpiar el auto o cuidar animales y plantas, sobre todo si estas actividades pueden hacerse en conjunto y conviviendo.

• Además, las labores domésticas son una buena razón para mantenerlos activos y ocupados.

 

Ya pasaron los tiempos en los que las labores de cocinar, fregar pisos, planchar y poner la mesa, etcétera, eran actividades femeninas “por excelencia”. Afortunadamente esa mentalidad está cambiando; desde luego es por iniciativa de las mujeres que ven en el cambio ventajas y suelen ser los varones los reacios, pues pierden prerrogativas. Sin embargo, las nuevas circunstancias sociales hacen que el trabajo compartido ya no sea un asunto de género, sino de sobrevivencia y bienestar.

 

Diseño Gráfico: Nora Espino

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