Ramón Cordero G.

¿Por qué es un recurso desperdiciado?

Porque realmente se utiliza muy poco. Es cierto que existen libros, pero tal vez no en la cantidad y variedad como los que están destinados a las personas que leen con la vista. Tampoco está presente en folletos, boletos, billetes y otros artículos que deben usar cotidianamente las personas sin visión.

Muchas personas creen, por desconocimiento, que es algo complicadísimo. Sin embargo, como se pudo apreciar, no entraña ninguna dificultad si se conoce el alfabeto Braille.

Antes, para escribir en este sistema había que recurrir al uso de una plantilla y un punzón para hacer resaltar, desde el reverso de una hoja, cada signo. Era algo eminentemente manual y por lo tanto algo lento.

Luego se inventaron máquinas muy parecidas a las de escribir, con lo cual se facilitó e hizo más rápido el proceso.

Con los equipos de cómputo, hoy día es sencillísimo generar materiales escritos en el sistema Braille. Tanto los que se imprimen para las personas con ceguera, así como para que ellas pudieran transmitir sus textos a otra gente que no ve. El cambio en la codificación es tan sencillo como modificar el tipo de letra y el único requerimiento adicional consiste en contar con una impresora especial que en lugar de tinta, resalte los puntos en el papel.

Es claro que ya no existen limitaciones técnicas como para justificar que las personas privadas de la vista carezcan de acceso a todos los bienes culturales que pueden ser plasmados por escrito. Si la ausencia de textos persiste, es por descuido, abandono o discriminación.

Estos son los signos del sistema Braille:

¿Quiere intentar usarlo y constatar que sería muy sencillo fortalecer su uso?

 

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