¿Por
qué es un recurso desperdiciado?
Porque
realmente se utiliza muy poco. Es cierto que existen libros, pero tal
vez no en la cantidad y variedad como los que están destinados
a las personas que leen con la vista. Tampoco está presente en
folletos, boletos, billetes y otros artículos que deben usar cotidianamente
las personas sin visión.
Muchas
personas creen, por desconocimiento, que es algo complicadísimo.
Sin embargo, como se pudo apreciar, no entraña ninguna dificultad
si se conoce el alfabeto Braille.
Antes,
para escribir en este sistema había que recurrir al uso de una
plantilla y un punzón para hacer resaltar, desde el reverso de
una hoja, cada signo. Era algo eminentemente manual y por lo tanto algo
lento.
Luego
se inventaron máquinas muy parecidas a las de escribir, con lo
cual se facilitó e hizo más rápido el proceso.
Con los
equipos de cómputo, hoy día es sencillísimo generar
materiales escritos en el sistema Braille. Tanto los que se imprimen
para las personas con ceguera, así como para que ellas pudieran
transmitir sus textos a otra gente que no ve. El cambio en la codificación
es tan sencillo como modificar el tipo de letra y el único requerimiento
adicional consiste en contar con una impresora especial que en lugar
de tinta, resalte los puntos en el papel.
Es claro
que ya no existen limitaciones técnicas como para justificar
que las personas privadas de la vista carezcan de acceso a todos los
bienes culturales que pueden ser plasmados por escrito. Si la ausencia
de textos persiste, es por descuido, abandono o discriminación.
Estos
son los signos del sistema Braille:
¿Quiere
intentar usarlo y constatar que sería muy sencillo fortalecer
su uso?
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