Desarrollo de una fobia

Marcela siempre fue una niña tímida, temerosa e insegura: sus niveles de angustia eran muy altos, pero con frecuencia, a ese tipo de problemas los padres no le dan importancia. Tal vez porque ellos mismos han padecido angustia y piensan que, con el tiempo, su hija también podrá superarla. Sin embargo, para muchos niños los problemas persisten, y al no ser tratados empeoran o propician otro tipo de trastornos. Un mal manejo de la angustia siempre es signo de alarma y debe ser tomado en cuenta .

De pequeña tenía mucho miedo de separase de su mamá: lloraba cuando la dejaba en la escuela. Probablemente la separación de ésta se produjo en un momento en el que Marcela no había desarrollado una confianza básica que le permitiera enfrentar las situaciones con mayor madurez, o sus mecanismos para manejar situaciones que le producen angustia la hicieron canalizarla hacia su miedo a salir sola.

Durante su infancia fue una niña aprensiva que tenía algunos rituales para irse a dormir, hacer su tarea o bañarse: una situación normal en muchos niños que suele desaparecer con la madurez, pero que en Marcela persistió de manera angustiosa. Hay épocas del año en las que mejora y se anima a superar obstáculos, pero hay otras en que nuevamente se siente más angustiada. Marcela está mal: de no ser ayudada profesionalmente, puede empeorar su situación; sobre todo si recurre a la toma de pastillas o alcohol para controlar la angustia.