Comienzan
los problemas
.....
Transcurridos los primeros años de la primaria, algo sucedió
que se convirtió en la primera señal de alarma. Las
calificaciones de Matemáticas e Historia comenzaron a caer
drásticamente. Nada más no se le daba el cálculo
mental y había conceptos que le dejaban la mente en blanco.
No es que hubiese dejado de ser inteligente Prometeo, sino que su
desarrollo y maduración no daban para tanto.
.....Conquista,
Revolución Mexicana, la Edad Media y la Antigüedad, simplemente
no eran ubicadas en la cabeza de Prometeo en tiempos distintos. Lo
que había sucedido antes de unos pocos años, sonaba
igual o parecido. Exacto: maduración y desarrollo le faltaban.
Tan listo como cualquiera de su edad, pero con serias desventajas
frente a los mayores.
.....A
los problemas con las materias siguieron los sociales. Por ser de
los más pequeños, sin contar con su inocente ingenuidad,
el joven Fernández fue convirtiéndose en el blanco de
pesadas bromas por parte de los mayores.
Cierto: había intervención de sus maestros para protegerlo,
pero la simple mayoría numérica de los condiscípulos
terminaba por imponerse.
.....Los
rezagos se acumularon y terminaron por ser una barrera infranqueable.
Al llegar a la secundaria tenía tantos pendientes acumulados
de aprendizaje, que ya ni siquiera soñaba Prometeo con alcanzar
el ritmo de sus compañeros.
.....Si
de intereses habláramos, habría que precisar que también
eran dispares. Mientras él era un niño grande, los demás
entraban vertiginosamente al mundo de la adolescencia.