La mecánica para “estimular” la donación

No hay ingenuidad rampante en las instituciones de salud. Ahí se sabe que, si el asunto es dejado a la veleidosa voluntad de los individuos, en algún momento quedarán sin fondos los bancos.

            Por supuesto que sería inhumano negar el suministro de sangre a un paciente en riesgo, y por eso es que invariablemente se solicita la contribución de gente conocida por él o ella. De esa manera, cuando hay una cirugía programada, se avisa con anticipación cuántos oferentes son necesarios.

            Sí: un poco de presión “motivadora” que garantice las indispensables existencias que, luego, ayudarán a la recuperación de futuros enfermos. En el colmo hay familiares indignados que lo consideran como un acto de extrema coacción, a pesar de que la sangre continúa siendo gratuita para su pariente.

            Sería más exacto decir que se trata de un compromiso moral al que nadie debería resistirse, con el fin de contribuir para el bienestar de otros, así como sucedió con esa persona que necesitó del auxilio de seres desconocidos.