Luego de una semana en terapia intensiva, el joven tomó finalmente el camino de la recuperación. El resfriado aquel que no mereció mayor cuidado, dejó como saldo cuatro semanas de incapacidad laboral —una de ellas en el hospital—, gastos enormes en análisis y medicamentos de alta especialidad, consolidación de una parte de los pulmones (con pérdida de función, por supuesto) y una amarga experiencia de cercanía con la muerte.

 


Por fortuna dejó también enseñanzas, si es que Saúl estaba dispuesto a asimilarlas:

  • Los pequeños problemas de salud pueden crecer sustancialmente con el descuido.
  • El médico sabe lo que hace, no así el resto de las personas que no han tenido formación
    en el tratamiento de las enfermedades.
  • Algunos medicamentos tienen efectos secundarios negativos y muy graves.
  • Ninguna molestia es lo suficientemente pequeña como para restarle importancia.
  • Siempre es mejor prevenir que lamentar.

¿Quedaron dudas? Pues como dicen los anuncios de medicinas en letra menuda... ¡Consulte a su médico!


 

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