Si bien no
invitan explícitamente a fumar para adquirir un cáncer
o cualquiera otra enfermedad, sí invitan al consumo de
tabaco con la fantasía de que se entra a un mundo especial,
en el que se afirman ciertos rasgos de personalidad, se goza más
la vida o se forma parte de un círculo selecto de gente.
El tema merece una profunda reflexión, ya que se ponen
en juego varios elementos. Por una parte, está la decisión
que cada quien toma con respecto al uso de tabaco. Por mucha publicidad
que circule masivamente, nadie puede ser obligado a adquirir el
hábito si así lo desea. Lo mismo sucede con las
campañas de prevención, sin importar qué
tan intensas sean: si la persona decide no dejar de fumar, tampoco
se verá obligada a abstenerse.
Ahora bien:
si se sabe que el tabaquismo tiene efectos importantes sobre la
salud, que está asociado con un alto número de muertes
y que eso implica también gastos sociales por incapacidad
laboral, hospitalización y cuidados médicos, ¿por
qué se trata de una industria perfectamente legalizada
en gran cantidad de países?