Una más:
las empresas tabacaleras no obligan a nadie a convertirse en fumador
o fumadora, pero le apuestan a incorporar nuevos fumadores que,
con el tiempo suficiente y los estímulos adecuados, pronto
desarrollarán una adicción de la que será
muy complicado —y casi imposible— liberarse.
“El golpe” a la Philip Morris Co. dará mucho
de qué hablar en el futuro. De inicio, cabe mencionar que
ya hay efectos importantes sobre la salud financiera de la compañía
—divertido y hasta cómico si no fuera por la enfermedad
y muerte que implica todo esto—. De acuerdo con el valor
actual calculado para la empresa, la indemnización para
Betty Bullock representa aproximadamente la tercera parte del
total.
A esto
habrá que agregar el “enfisema financiero”
asociado, ya que Philip Morris cotiza en la bolsa de valores y,
una vez que se conoció la sentencia, bajó el valor
de sus acciones en más de un 7 %. En un efecto carambola,
casi haciéndola de fumadoras pasivas, otras compañías
tabacaleras también vieron cómo su cotización
en la bolsa tendía a la baja con las consecuentes pérdidas.
Es seguro que la empresa no permanecerá con los brazos
cruzados y usará toda su influencia, capacidad económica
y fuerza legal para modificar la sentencia. Lo más probable
es que apelen con el argumento de la libertad de la señora
Bullock para decidir y la imposibilidad del desconocimiento de
los efectos del tabaquismo.