¿VERSE BIEN O ESTAR BIEN?

Para la mayoría de las personas, y esto gracias al papel de los medios de comunicación, la obesidad es un problema de estética y no de salud. Es por ello que el énfasis siempre está en la reducción de tallas y no en aprender a comer apropiadamente.

De ahí que hayan surgido infinidad de clínicas y productos “mágicos” para bajar de peso. En todos esos casos, lo que el obeso encuentra es frustración, ya que las cápsulas, pastillas, brebajes milagrosos y demás yerbas, eventualmente lograrían hacer perder algunos kilos —si es que antes no hacen perder la vida—, mismos que se recuperarán inexorablemente porque el problema no se ha solucionado desde la raíz.

   

A la obesidad habrá que sumarle otro problema: el de la credibilidad. El negocio de los cuida kilos es sólo eso: un negocio en el que la persona preocupada por su apariencia es la fuente de las ganancias fáciles. El exceso de peso sólo se controla cuando se ha modificado una forma de vida que incluye una alimentación suficiente, balanceada y además grata.

Con frecuencia la obesidad inicia durante los primeros años de vida. Hay todavía creencias y mitos que ayudan a que esto suceda. Lo típico es mirar pacientemente cómo el niño o la niña engorda, para luego esperar que se presente lo que se ha llamado tradicionalmente “el estirón”.


Lo cierto es que un niño obeso estará prácticamente condenado a ser un adolescente obeso y con posterioridad, un adulto también obeso.


" SI NADA MÁS SON UNOS KILITOS DE MÁS..."
Mencionamos antes los efectos colaterales de esta enfermedad, los problemas médicos asociados. Bien, pues habrá que mencionar que el 80% de los diabéticos son también obesos. Y aunque no todos los obesos son diabéticos, al menos el 15% sí lo es. Algo frecuente es encontrar que las personas gordas padecen de hipertensión arterial (aumento de la presión), daños en las articulaciones de tobillos y rodillas.

Roncan también y tienen esa ausencia momentánea de respiración durante el sueño, que los doctores llaman apnea obstructiva y que a la larga afecta al corazón. Por su fuera poco, la obesidad predispone a la hernia hiatal (manifestada como agruras recurrentes) y aumenta la frecuencia con que se presentan los cálculos en la vesícula.


¿Le parece poco? Bueno, pues sume a la lista las alteraciones menstruales en las mujeres, así como la manifestación más frecuente de cáncer cérvico-uterino y mamario. En los hombres, más casos de cáncer en próstata.

Ah, y sólo para no dejar de mencionarlo: si por alguna desafortunada circunstancia el paciente obeso debe ser sometido a una cirugía, las dificultades serán mayúsculas, iniciando por la dosis para inducir la anestesia. Cortes, remoción de órganos y suturas, serán una labor titánica. Por supuesto que la recuperación no es una empresa tan fácil como si se fuera delgado.

 

Índice del texto: 1 2 3 4 5