¿ENTONCES NO HAY UN CAMINO FÁCIL?


Eso depende de qué se entienda por fácil o por difícil.
Algunas personas han buscado la solución en algunos tipos de cirugía.
Si se considera que engraparse el estómago o hacerse una liposucción es algo sencillo, pues entonces la respuesta es un rotundo NO.

De hecho, en la misma Norma Oficial sobre Obesidad de la Secretaría de Salud, se especifica que la liposucción no puede ni debe considerarse como un método para bajar de peso. Su uso es exclusivo para fines estéticos y sabiendo de antemano que la recuperación de los adipositos —las células que almacenan la grasa— se presentará más temprano que tarde.

Otro procedimiento ha sido la cirugía del estómago, en la que por medio de grapas se hace una reducción de la capacidad gástrica. En estudios realizados en México se ha observado que el efecto para disminuir consumo, y por tanto también peso, dura tan sólo un par de años. Luego de este tiempo el propio organismo encuentra la forma de compensar esa pérdida de capacidad y recupera lo perdido.


El único camino para mantener la obesidad bajo control y, por lo tanto, un peso adecuado, es el cambio en los hábitos de vida, fundamentalmente de alimentación. A la larga, éste es el camino sencillo porque además genera una mayor calidad de vida.
 
NO HAY PROBLEMA, UN POQUITO DE VOLUNTAD Y...
De nuevo insistimos. No es cuestión de hacer dietas propias de un campo de concentración por unos cuantos días. Es un problema médico y por médicos debe ser atendido.
Siendo de origen multifactorial, ya desde el diagnóstico debe ser realizado por un especialista. Por medio de antropometría —mediciones corporales— se determina si se es obeso, cuál es la causa y de ahí la posible estrategia para el control.
En los problemas nutricionales como la obesidad se junta lo biológico con lo psicológico. De ahí la necesidad de que varias disciplinas traten la enfermedad.
De hecho, toda la familia del obeso debe involucrarse en el tratamiento. Con demasiada frecuencia hay más de una persona afectada dentro del mismo grupo familiar. Sin ser contagiosa, el compartir hábitos de vida provoca que se comparta también el exceso de peso.
 

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