Las áreas comunes de la casa son responsabilidad de todos y, aunque sea tedioso repetir todos los días lo mismo, los padres deben mantenerse firmes en cumplir con lo estipulado. Muchas veces es más fácil que recojan ellos mismos las cosas; pero en la insistencia para comprender el orden, está la formación que a los hijos les será útil para su vida adulta.

....Exigir con paciencia y constancia el acomodo del hogar ayuda a la autoestima de los chicos: cuando logran controlarse, organizarse y colaborar.

....El orden tiene consecuencias prácticas: impedir que las cosas se caigan cuando se abren los armarios y evitar accidentes, tropezarse con los cables, pisar las canicas o sentarse en el juguete preferido del hermano. Además, mantener las cosas en su lugar, hace más fácil la vida cotidiana cuando se necesita encontrar algo para hacer una tarea o buscar algún medicamento por una emergencia.

....Cada familia tiene su propio concepto del orden y acomoda las cosas a su manera: lo importante es que todos colaboren para hacer la convivencia más fácil y armónica. Existen muchos valores aparejados al orden y se aprenden junto a éste, como el respeto por el otro, la ayuda y la solidaridad en la familia, el mostrarse servicial (no servil), saber compartir, ser tolerante con otros, el esfuerzo y la satisfacción de encontrar las cosas en su lugar, la comodidad y el confort.

....Ambos padres deben estar conscientes de que serán imitados: si ellos colaboran, los niños aprenderán más fácilmente a ser cooperativos. Difícilmente se puede exigir a los pequeños orden y limpieza, si viven en un hogar eternamente revuelto.

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