Lo apropiado
Con
lo anterior ya podemos sacar algunas conclusiones acerca de cómo
debiéramos comer si pretendemos una pacífica digestión
que no nos deje con el mismo temperamento de una soñolienta vaca
lechera y si además deseamos mantener un peso saludable.
Lo primero es consumir despacio nuestro alimento. Si ingerimos
nuestra ración en un mínimo de 20 a 30 minutos, daremos
la oportunidad para que el cerebro detecte las señales que tienen
que ver con la satisfacción de la necesidad y pueda ordenar: ¡Basta
por ahora, es suficiente! A la par, los bolos alimenticios —idóneos
en tamaño y cantidad— podrán ser procesados paso a
paso sin saturar espacio ni rebasar la capacidad de acción enzimática.
Lo segundo tiene que ver con la preparación de
ese bolo alimenticio. Nunca será igual de procesable cuando está
constituido por grandes fragmentos, que por ingredientes bien macerados
o desmenuzados. ¿Cuántas masticadas por bocado? Imposible
generalizarlo: eso tiene que ver con la presentación misma. Un
poco de puré de papa apenas requerirá de un momento en la
boca, al contrario de algún vegetal fibroso o un correoso trozo
de carne. De manera general se dice que 20 estrujones entre los dientes
es suficiente, pero sin duda habrá que ajustar el criterio, de
acuerdo con lo que cada quien se está llevando a la boca.
|