Hoy me siento con suerte

De acuerdo: cada quién está en libertad de sentirse como le dé la gana, pero en juegos de azar organizados por las empresas la suerte tiene un papel absolutamente secundario.

            En todo caso, el azar se encuentra calculado de manera muy precisa para que haya algunos triunfadores, pero en principio: ¡la casa nunca pierde! Una gran mayoría de los clientes fracasará en el intento, ya que de algún lado tienen que salir los premios y además la utilidad de la organización comercial.

            Corporaciones lucrativas cuya finalidad es hacer negocio con el dinero que sus clientes están dispuestos a regalar. Algunos de los participantes saldrán tablas y su beneficio consistirá, únicamente, en la diversión que haya logrado tener mientras estuvo frente a la ruleta, la mesa de naipes, o las máquinas tragamonedas.

            Sin hacer trampa, muy pocos regresarán a casa con utilidades, siempre y cuando no les haya desbordado la compulsión por elevar la postura, ya que cuando eso ocurre, se termina trasquilado. Simple ley de probabilidades en la que el aprendiz de tahúr va en contra de la banca, que en todas las modalidades de partidas mantiene la ventaja.

            Tal vez los socios o el propietario de la corporación, sean personas con gusto por los entretenimientos de azar y también crean en la buena o la mala suerte; sin embargo, ellos no están en ese negocio para arriesgar el propio dinero, sino para "desplumar pichones". Van a lo seguro, a veces con mayor utilidad y en ocasiones con menos, pero capitalizándose siempre.