Muchas matemáticas y poca casualidad

La mayoría de los juegos depende de las combinaciones de resultados, y con base en ello se establece el monto del premio. Así entre más difícil sea obtener un resultado específico, más grande será la cantidad pagada. A la inversa: si lograr un número par —por ejemplo— es extremadamente fácil, entonces el premio es mínimo.

            Eso pertenece al campo de las matemáticas, y tiene que ver con el cálculo de probabilidades; por ello no es extraño que los grandes casinos cuenten con la asesoría de actuarios, de la misma forma como lo hacen las compañías de seguros que determinan el costo de sus primas de acuerdo con el riesgo.

            Para decirlo de una manera clara: el establecimiento va por lo seguro y la incertidumbre se deja para los participantes en el divertimiento. Entre estos últimos, sí es el azar el que permitirá a algunos obtener unas fichas más y a otros quedarse sin ellas.