Un maléfico invento
Eso dirían aquellos que con vocación de censores pretenden imponer una visión personal de lo que está bien y lo que está mal, desde su particular perspectiva, por supuesto. De otro lado están los defensores a ultranza, los que hacen de la libertad de empresa y del mercado un credo.
De hecho, en países como México la discusión acerca de los beneficios o perjuicios que acarrea dar licencias para que opere este tipo de negocios, es ya vieja y bastante polarizada. Tiene que ver con las visiones del mundo que cada individuo posee y probablemente nunca alcancen un acuerdo total. El hecho es que terminarán por proliferar y crecer como los hongos, el proceso se ha repetido en muchos lugares porque además cuenta con argumentos económicos para su defensa, aunque algunos son algo falaces: generan empleo, redistribuyen la riqueza, fomentan la inversión, estimulan la actividad turística y en teoría, si pagaran los impuestos "adecuados", hasta contribuirían a mejorar los ingresos del Estado.
El hecho es que al contar con la categoría de actividad lícita, depende de cada persona el decidir arriesgar el dinero, cuándo hacerlo, con qué frecuencia y en qué monto.
Si se tiene la información, nadie ha de llamarse a engaño puesto que tampoco existe obligatoriedad para exponer el patrimonio. En efecto: el sistema de apuestas constituiría para muchos la única oportunidad de recibir una gran suma con mínimo esfuerzo y en un lapso muy breve, pero hay que tomar en cuenta que las probabilidades son mínimas, tan pocas como tener una tía rica y desconocida que súbitamente nos nombre herederos universales y fallezca segundos después de firmar el testamento.
Pero bueno: como otras cosas en la vida, usted decide lo que ha de hacer con su tiempo, dinero y aficiones.
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