La alfombra como "imán" de suciedad

Quizá en los viejos tiempos, el material preferente con que se fabricaban los tapetes eran fibras naturales relativamente inertes como la lana y el hilo de algodón. Sin embargo, desde hace algunas décadas, en aras de satisfacer una muy alta demanda y abaratar el costo de los insumos, lo que hay en el mercado masivo es el uso intensivo de fibras sintéticas.

            Muy cierto es que estos materiales son bastante más resistentes al trato rudo de las pisadas cotidianas y, en teoría, harían más fácil su limpieza con los métodos que tienen como base el agua y el jabón. Sin embargo, esto último es bastante relativo, ya que resulta impensable el desmontar varios metros cuadrados de alfombra para meterlos a la lavadora y luego tender al sol a fin de que sequen.

            Por tratarse de un plástico, las fibras poseen una característica que, al menos en términos de higiene, resulta altamente negativa: la electricidad estática. El roce continuo la provoca y, con la carga eléctrica, las partículas pequeñas de lo que genéricamente llamamos tierra y polvo, se verán atraídas hacia la alfombra. Lo mismo que sucede a nuestro cabello cuando empleamos un cepillo de plástico y no hallamos la forma de evitar el levantamiento capilar.

            Una vez en la superficie, esos corpúsculos tienden a viajar al fondo del tejido, donde la escoba ya no tiene nada qué hacer. Caen por el efecto de la gravedad y ahí se acumularán durante días, semanas y años.

            Claro, puede pensarse en que el aseo requiere una fuerza más radical y ahí es donde entran las populares aspiradoras. El punto débil consiste en que, a pesar de los esfuerzos de los diseñadores de estos artefactos, ellos no han logrado garantizar que se extraiga todo el material apretujado en la base de la alfombra y, lo peor, son todavía incapaces de evitar que sea más el polvo que vuelve a flotar en el ambiente que el que logran capturar en bolsas de papel filtro o depósitos con agua. Dicho de forma clara: las aspiradoras comunes esparcen más suciedad que la retenida.