Comemos o respiramos todo eso

Golpee la alfombra con una vara o la palma de su mano. ¿Qué ve a contraluz?
Correcto: una nube de polvo que se levanta y mantiene suspendida en el aire por un largo rato mientras respira. Pues eso es algo que se repite cada vez que los hijos juegan sobre el hilado o usted barre superficialmente, reciclamos la basura para darle la oportunidad que ingrese al organismo en cada aspiración.

            Los bebés llevan la peor parte ya que, en ese hábito de meterse continuamente las manos a la boca, están haciendo varias comidas más, que no son precisamente de papilla, sino de lo que su alfombra guarda. Pregúntese por qué al sacudir suele ser más efectiva una franela húmeda que un plumero tradicional. Por supuesto: las pequeñas cantidades de agua ponen en juego su capacidad aglutinante y atrapan los fragmentos.

            El pequeño chupa su mano, luego gatea unos centímetros en la alfombra, toma algún objeto que estuvo ahí y la manita regresa a la boca. ¿Sigue siendo más importante la apariencia que la limpieza real? Aun así podemos hacer una prueba y terminar de desencantarnos de ese acabado que creímos tan buena idea. Humedezca un pañuelo blanco y páselo —como si fuera la mano de la criatura— por la superficie. Examine cuidadosamente y verá qué come el pequeño.