Quetzalcóatl y el patriotismo criollo

La reelaboración cristiana de la leyenda de Quetzalcóatl sirvió al discurso del patriotismo criollo. A través de ésta, el pasado indígena se desatanizaba y, sobre todo, confirmaba la injusticia de la conquista y de la dominación española. Los españoles, decían los criollos, habían llegado a América a interrumpir el desarrollo de una nación indígena tan legítima como España, en tanto que ya había sido cristianizada por el apóstol de Cristo, Santo Tomás. El reclamo de independencia de la Nueva España se convertía, de este modo, en un acto de justicia ante los ojos de Dios.

El más célebre de los detentadores de la teoría de Quetzalcóatl-Santo Tomás fue fray Servando Teresa de Mier, quien defendió sus ideas en un sermón que pronunció en la Basílica de Guadalupe el 12 diciembre de 1794, día de la Virgen de Guadalupe. En su alocución ante la más alta jerarquía eclesiástica mexicana, el sacerdote afirmó que en el recientemente descubierto Calendario azteca se describía, a través de símbolos, la fundación de México por Santo Tomás. Luego afirmaba que Santo Tomás era Quetzalcóatl y que los indios conocían los dogmas fundamentales del cristianismo. Recalcaba el hecho de que, aun antes de la Conquista, los indios adoraban a María en el Tepeyac, como la madre de Dios. Además, fray Servando dijo en aquella ocasión que la imagen de la Virgen había sido plasmada en la capa de Santo Tomás, que éste había escondido la capa y que el indio Juan Diego la había encontrado por indicaciones de la Virgen. Como era de esperarse, el sermón provocó una reacción inmediata y se elevó una protesta popular. El arzobispo sentenció a Mier a diez años de exilio y confinamiento en un lejano convento dominico.

Argumentos como el que esgrimió fray Servando revelan la importancia que cobró Quetzalcóatl entre los criollos. Esta reivindicación no implicó que los criollos apreciaran objetivamente el pasado indígena, sino que sólo recuperaban aquello que servía para justificar el reclamo de un objetivo preciso: obtener el control político y económico del lugar donde habían nacido. El desprecio de los criollos por los españoles peninsulares, el tener sentimientos encontrados frente a la Madre Patria, el creer que al ser americanos eran distintos de los españoles, de recuperar el pasado indígena para apropiarse simbólicamente del lugar donde nacieron, el sentir, en suma, una identidad americana, ha sido interpretada como el momento del nacimiento de una (difusa) conciencia nacional. En este proceso, se ha considerado que la leyenda de Quetzalcóatl fue uno de los puentes imaginarios que los criollos tendieron entre el oscuro y despreciado pasado prehispánico y su búsqueda de una identidad americana positiva.