La tablita de salvación vino de la misma manera en que habían llegado todas las bien intencionadas "ayudas" de amistades y parientes de la familia. Fue un vendedor ambulante quien ofrecía por tan sólo 5 pesos la Guía Psicológica Moderna para el Tratamiento Casero de los Problemas Escolares. Ejemplar que, a decir del comerciante, contenía las pruebas para el diagnóstico, la sintomatología, el pronóstico y el tratamiento de 150 padecimientos mentales, físicos y de la personalidad, que interferían con el rendimiento escolar.

Pues bien: Juan respondió las guías diagnósticas y descubrió que, a la lista que ya tenía acumulada, tendría que aumentar también la enfermedad de Alzheimer, la listeriosis en su modalidad neuronal además de la esquizofrenia. Lo curioso fue encontrar que, al pedir a otras personas (compañeros de escuela, familiares cercanos e incluso la maestra) que respondieran los cuestionarios, todos, absolutamente todos quedaban en la mayoría de las categorías.

Juan, quien ya se había dado cuenta de que algo estaba mal en todo este embrollo de sus "problemas" de aprendizaje, y dudando de lo que es normal o anormal, decidió publicar los resultados en cartulinas que pegó en su salón. Se hizo un verdadero escándalo que obligó a la directora a intervenir.

 

Tal como debió ser hecho desde el principio, un especialista hizo la valoración de Juanito sin encontrar nada que fuera motivo de preocupación. Hizo algunas recomendaciones, pero no al niño, sino en la forma de trabajar en el salón: menos esperas entre una y otra actividad, más participación de niños y niñas, tareas de acuerdo con lo aprendido y algunas cosas más.

Juan García ahora sabe que es un niño sin problemas; sabe también que, si los tuviera, con la ayuda de un diagnóstico profesional tendría la atención necesaria. Pero hay algo más, sabe el valor de ese refrán que asegura:

¡PREOCÚPENSE MENOS Y OCÚPENSE MÁS!

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